Expectativa de inflación
Alemania descubre que sus temores son mucho más sofisticados, mientras en España se dispara la indexación
Una de las grandes dudas de la economía es determinar cuándo empiezan a cambiar las expectativas en la sociedad y estas pueden causar espirales inflacionarias y otros estragos. Factores económicos, psicosociales e históricos influyen en ello. Por ejemplo, se suponía que la cultura alemana, profundamente adversa a la inflación desde la experiencia de Weimar hace un siglo, haría que ese país reaccionara con especial impaciencia ante una subida generalizada de los precios como la que se está registrando ahora. Este asunto es crítico sobre todo cuando el Banco Central Europeo (BCE) ha modificado su objetivo de inflación desde «por debajo y cerca del 2%» a «un promedio a medio plazo del 2%», lo que supone reaccionar con la misma frialdad cuando la inflación está en el 0% y cuando está en el 4%. ¿Empezarían a ponerse nerviosos los alemanes apenas la inflación se disparara? ¿Serían capaces de entender que un promedio supone estar por debajo o por encima del objetivo con la misma actitud?
Un estudio reciente del Bundesbank revela que los alemanes entienden bastante bien lo que es un objetivo promedio y no fijo de inflación y comprenden que eso obliga a soportar tasas bastante por encima del 2% durante un buen tiempo. Una serie de encuestas a un panel de hogares en línea de 9.000 integrantes gestionado por el Bundesbank muestra que los hogares a los que se les planteó un objetivo promedio aumentaron sus expectativas de alzas de precios si estos eran más bajos que el objetivo y las reducían si eran más altos.
El ajuste era particularmente fuerte entre las personas que muestran niveles intermedios y altos de confianza en el BCE, mientras que los que tenían bajos niveles de confianza redujeron sus expectativas de inflación al ser informados de que se trataba de un objetivo promedio.
El estudio concluye que «si se comunican claramente los objetivos de inflación», los hogares entienden la mecánica de la inflación promedio y ajustan sus expectativas de acuerdo con la teoría.
Aunque este estudio no se ha hecho en España, donde la cultura financiera es pobre, el llamado anclaje de las expectativas es fundamental para evitar que la inflación se perpetúe. Ayer, el gobernador del Banco de España reveló en el Congreso que, en 2021, el porcentaje de trabajadores del sector privado del área del euro cubiertos por cláusulas de indexación salarial fue el más bajo de las últimas décadas. Sin embargo, esto ha cambiado rápidamente. Durante la segunda mitad de 2021, el porcentaje de convenios firmados en España con incrementos salariales superiores al 3% creció sensiblemente. Asimismo, a principios de 2022 se ha observado una mayor prevalencia de las cláusulas de indexación salarial en los convenios colectivos sectoriales. Todo indica que la petición del gobernador de un pacto de rentas que minimice el impacto de la inflación ha caído en terreno yermo.