Una autopsia, movimientos bancarios y una confesión
Luis Lorenzo y Arancha Palomino llevaban dos días en Avilés intentando resolver la custodia del hijo de ella
Arancha Palomino viajó el martes hasta Avilés acompañada de su marido, el actor Luis Lorenzo y el hijo de cuatro años fruto del matrimonio. Tal y como ha podido saber ABC, la pareja se personó en los juzgados de la localidad asturiana entrada la noche y Arancha regresó ayer miércoles por la mañana acompañada de su abogado. Ambos permanecieron unas horas en el Juzgado de Instrucción número 5, donde se suelen resolver, según fuentes consultadas, casos de violencia de género. Al parecer el propósito de esta sería el de recuperar a su hijo mayor de 11 años y poder regresar a Madrid con él. Y es que el padre del menor y expareja de Arancha tuvo que recogerle en Madrid el pasado miércoles cuando fue detenida por la Guardia Civil. Ambos no mantienen una buena relación y el padre llevaba mucho tiempo sin poder ver al hijo. Pero mientras esto acontecía en los juzgados de Avilés, un desaliñado Luis Lorenzo se paseaba por las inmediaciones junto a su hijo pequeño. ABC lo localizó y tras formularle una batería de preguntas, el actor no quiso entrar en detalles y solo reiteró su inocencia: «No me he encargado en ningún momento del cuidado de ella, solo era la persona que le llevaba a los médicos». Preguntado por si la responsable del envenenamiento pudiese haber sido la cuidadora, este se limitó a responder «no creo nada, creo que hay que dejar trabajar a la Justicia».
Autopsia clave
A la pareja a la que, según las diligencias de la Guardia Civil, se le imputa el delito de asesinato consumado, intenta mantener la calma y claman la presunción de inocencia, tras ser puestos en libertad el pasado viernes. Pero la apertura del secreto de sumario arroja cada vez más datos que resultan claves para entender su detención y también el que se haya ampliado hasta seis meses el plazo de la investigación. El informe de la autopsia practicada en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Asturias a María Isabel Suárez
Arias, la tía de la mujer del actor Luis Lorenzo de 85 años de edad y a la que ha tenido acceso ABC que, tanto en sangre como en hígado, la fallecida presentaba dosis terapéuticas de psicofármacos de tipo antipsicótico. En los resultados remitidos por el Hospital Central de la Defensa Gómez Ulla de Madrid, donde se examinó el cuerpo para hallar los metales pesados, se detectó en sangre cadmio y manganeso en cantidades 200 veces superior al límite considerado como normal. La vía de administración fue oral, ya que se descarta la inhalatoria al no presentar la fallecida lesiones irritativas en las vías respiratorias. Concluye el informe que «la etiología médico legal más probable es la homicida y el tipo de muerte violenta».
Movimientos de dinero
A pesar de que se había dicho hasta el momento que Arancha no había tocado nada de la herencia, lo cierto es que hay movimientos por importe de 22.952 euros, considerados como capital sospechoso. El mismo día del fallecimiento de Isabel se hicieron diversas transferencias de la cuenta de la octogenaria a la de su sobrina por valor de 7.500 euros. Así mismo, el día posterior se hizo otra transacción
de 1.800 euros a la misma cuenta. Hasta ahora la defensa de la pareja argumentó que los movimientos se habían hecho para cubrir gastos derivados del cuidado de la anciana. Pero, los extractos bancarios derivados de la investigación muestran que los recibos de los cuidados estaban domiciliados y que, entre el 27 y 28 de mayo de 2021, se gastaron 5.000 euros en concepto de cuidados y gastos asistenciales. Así mismo, durante meses anteriores se reflejan otros gastos como los 800 euros destinados a ‘microblading’ y ropa.
«Me llaman asesina porque todos querían el dinero de mi tía», aseguró Palomino en su declaración tras ser detenida. Sin embargo, tal y como ha podido saber ABC, el día de su detención en los calabozos de Tres Cantos tuvo un intento autolítico y fue trasladada al Hospital de La Paz. En el trayecto confesó: «Si llego a saber que pasa esto, hubiese incinerado a mi tía, así nadie se entera y nada de esto hubiese pasado, que no soy gilipollas. Su última voluntad era enterrarla en el pueblo junto a su marido», expresó tal y como recoge el atestado.