Klecker, el último guardián del recién protegido nudo español
Dirige la tricentenaria Real Fábrica de Tapices, la única manufactura que sigue produciendo alfombras con esta técnica ancestral que acaba de ser declarada Patrimonio Cultural Inmaterial
Hoy apenas quedan catorce artesanos capaces de tejer alfombras de nudo español (o sencillo), una técnica milenaria que se introdujo en la Península Ibérica durante la etapa hispanomusulmana. Tardan unos quince días en trenzar a mano 7.250 nudos, los que se necesitan para dar forma a cada metro cuadrado de estas obras de arte textiles. Todos trabajan en la Real Fábrica de Tapices (Madrid), la única manufactura que sigue vendiendo tejidos elaborados con este método ancestral. Algunos pertenecen a la segunda o tercera generación de profesionales de su familia, mientras que otros son jóvenes inquietos que simplemente tienen interés en recuperar este oficio. Con el fin de protegerlo, el Ministerio de Cultura y Deporte ha decidido declararlo Manifestación Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial. El pasado 23 de mayo incoaron el expediente correspondiente.
«Esto es un reconocimiento muy importante a esta labor, que es técnicamente muy compleja, y además exclusivamente ibérica», apunta Alejandro Klecker, director general de la Real Fábrica de Tapices, que llegó al organismo en 2016 procedente del mundo de la consultoría. «Por otro lado, esta protección obliga moralmente a continuar con un oficio que tiene unos dos mil años y, comercialmente, tiene salida». Además de los distintos clientes nacionales, también existe interés por este tipo de alfombras, elaboradas con lana merina y normalmente con motivos geométricos, en Colombia, Venezuela, México,
Estados Unidos y los países árabes, «que consideran que es una tradición heredada de sus ancestros», apunta Klecker. Reino Unido y Rusia también han sido, tradicionalmente, buenos clientes para unos tejidos considerados de alta gama, con un precio que ronda los 1.500 euros el metro cuadrado. «El 90% de nuestros pedidos son de particulares. Para las instituciones hacemos, sobre todo, trabajos de restauración», señala.
Esta protección, que alcanzará también a todos los oficios y procedimientos de preparación y producción del tejido (diseño de los dibujos, teñido, hilado, urdido, montaje del telar, atado, anudado de tramas, tensado, remates...), es un salvavidas para un arte que vivió su época de máximo esplendor en torno al siglo XIV, cuando todas las alfombras que se hacían en los obradores españoles eran de este estilo. Pero cayó en el olvido a partir del siglo XVII, con la introducción del nudo turco y un cambio en los suntuosos gustos de las cortes europeas. A finales del siglo XX hubo un intento por recuperar esta tradición, pero el oficio sigue amenazado por la alta especialización del trabajo, su elevado tiempo de ejecución, la aparición de nuevos competidores y los cambios en el gusto de la población. «Es bueno que se proteja y se sepa, a nivel internacional, que estamos también en la élite del textil», sentencia Alejandro Klecker.
Alta gama Elaboradas a mano con lana merina, el precio de cada alfombra de nudo español ronda los 1.500 euros por metro cuadrado