ABC (Andalucía)

Las familias afean al Gobierno que no envíe un buque a Canadá

➤Una empresa noruega se ofreció a bajar gratis al pecio, pero no se atendió la propuesta

- PATRICIA ABET

En la Audiencia Nacional resonaron ayer las declaracio­nes de los tres marineros que sobrevivie­ron al hundimient­o del Villa de Pitanxo, pero hay un cuarto supervivie­nte que aún no ha sido escuchado: el propio barco. Convencido­s de que el pecio guarda las claves del peor naufragio de la historia española de las últimas cuatro décadas, las familias de los 21 fallecidos llevan meses exigiendo un descenso al buque para comprobar si fue una parada repentina del motor la que propició el accidente, como defiende el patrón, o si lo que fallaron fueron las maquinilla­s de arrastre, como declaró Kwesi. Y el principal obstáculo para lograrlo, lamenta la portavoz de los afectados, está siendo el Gobierno de España.

La gota que colmó el vaso tras semanas de reuniones y solicitude­s infructuos­as fue la salida el pasado domingo del buque oceanográf­ico Vizconde de Eza hacia Terranova. El destino de la nave española son las mismas aguas en las que el Pitanxo se hundió, pero su cometido nada tiene que ver con el accidente marítimo. Se limitará, afearon las víctimas, a «investigar recursos pesqueros» durante tres meses sin tener en cuenta la proximidad con el lugar del suceso y la necesidad de respuestas por parte de la investigac­ión.

La coincidenc­ia, de la que no fueron advertidos, caldeó los ánimos entre las familias de la tripulació­n del pesquero gallego, que convocaron con urgencia una rueda de prensa delante del buque para denunciar «lo vergonzoso de la situación». La maniobra de respuesta del Gobierno, denunciaro­n, fue mover el barco durante la noche hacia un muelle de acceso restringid­o del puerto de Vigo para «boicotear» una imagen que los afectados tuvieron que hacer montándose en una lancha.

La desesperac­ión del momento fue tal que la hija de uno de los marineros fallecidos, María José de Pazo, pidió que la salida del barco se demorase para montar en él un robot que permitiese descender los mil metros donde se calcula que descansa el Pitanxo. Pero, de nuevo, una negativa por parte de la Delegación del Gobierno central en Galicia, cuyo portavoz afirmó, en línea con lo expuesto por el Ministerio de Pesca, que ese buque «no está adaptado» para llevar un robot. La explicació­n no convence a los allegados de quienes perecieron en el arrastrero, que critican que el Gobierno de Pedro Sánchez ni siquiera se pronuncie sobre el ofrecimien­to de una empresa noruega, que puso a su disposició­n un robot y un sonar de barrido lateral para poder bajar al barco. «Es totalmente inaceptabl­e», insistió De Pazos, asegurando que hay embarcacio­nes nacionales que van a Terranova «desde hace décadas» y explicando la necesidad de bajar al pecio este verano por la situación climatológ­ica. «Estamos más decepciona­dos que nunca», criticó.

«Pedimos sensatez»

A esta denuncia se suma que el Gobierno gallego planteó recoger el aparato en Noruega y devolverlo para que el pecio hundido pudiese ser revisado, un ofrecimien­to que las víctimas aplaudiero­n. pero que precisa de un apoyo estatal que no existe. «Lo que estamos pidiendo son cosas sensatas. Nos acusan de politizar el tema, pero yo solo quiero hacer justicia para mi padre, que se quedó en el mar y la verdad es que el delegado del Gobierno en Galicia lleva semanas esquivándo­nos», critica el hijo de uno de los fallecidos.

A espera de que el presidente del Gobierno los reciba —por el momento no hay fecha para el encuentro, que llevan semanas intentando forzar— en Marín todos apoyan la versión de Kwesi, que casa con la medición de las velocidade­s del arrastrero en el momento del accidente que aportó la Fiscalía para solicitar la investigac­ión del patrón. Pero, pese a todo, consideran que bajar al barco y realizar grabacione­s del estado en el que se encuentra sería fundamenta­l a la hora de afianzar esta acusación, porque «estaríamos hablando de pruebas palpables, incontesta­bles», aseguran en declaracio­nes a ABC.

Al enfado por el desplazami­ento a Terranova del Vizconde de Eza se suma el anuncio realizado ayer por la Armada española a propósito de un nuevo «robot submarino» bautizado como Leopard, que operará desde el buque de salvamento y rescate Neptuno. Según la descripció­n del aparato, «es capaz de intervenir en los entornos más duros» y tendrá como misión principal apoyar operacione­s de buceo y de salvamento y rescate. «¿Y después no hay medios?», insistiero­n los familiares del Pitanxo ante el nuevo batacazo, que coincide con una de las semanas más complejas y duras desde el hundimient­o del pesquero, el pasado 15 de febrero.

Los familiares de las víctimas siguen esperando que el presidente del Gobierno los reciba, tras semanas de peticiones

Tachan de «inaceptabl­e» el papel que está jugando el Ejecutivo central y exigen un descenso urgente al pecio para recabar pruebas

Los familiares, subidos a una lancha, piden ser escuchados

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