Tchouaméni, un fuera de serie muy distinto
El francés viene de una familia acomodada, estudió y denuncia el racismo en tribunales
Aurélien Tchouaméni (27 enero de 2000, Rouen, Normandía) es negro, famoso y millonario, como otros grandes jugadores franceses: pero está en los antípodas de la inmensa mayoría de sus grandes antecesores en la escena futbolística internacional.
Muchos de los jugadores franceses más famosos, miembros o no de la selección nacional, son de origen muy modesto, crecieron en barrios periféricos, suburbiales, la ‘banlieue’. Tchouaméni, por el contrario, nació en el seno de una familia medianamente acomodada, padres y abuelos nacidos la mayoría en la República de Camerún (África central).
Su madre ha sido consejera principal de Educación (CPE), funcionaria del Estado, dependiente del Ministerio de Educación, con responsabilidades importantes en colegios e institutos de enseñanza media. Su padre hizo carrera como ejecutivo en una gran empresa farmacéutica con muchos intereses internacionales. Orígenes familiares que tienen algo de excepción en los medios futbolísticos franceses, donde son muy mayoritarias las familias modestas o muy modestas, ejerciendo profesiones poco calificadas.
Con esa filiación familiar, Tchouaméni descubrió y comenzó a jugar, a los cinco años, siguiendo un modelo muy alejado de la iniciación futbolística de la gran mayoría de sus colegas de varias generaciones. Entre los grandes jugadores franceses son muy mayoritarios los que comenzaron jugando en equipos de barrio, asociaciones no siempre marginales consagradas a la ‘integración’ de la población modesta de los suburbios. Tchouaméni, por el contrario, descubrió el fútbol viendo y admirando el juego de su padre, que formaba parte del equipo de su empresa farmacéutica. Muchos padres de familia modesta consideraron que era un ‘milagro’ que el niño pudiera iniciar una carrera futbolística bien pagada.
Cuando Tchouaméni, entre los 5 y los 6 años, anunció que quería ser futbolista, su padre dijo «no», agregando: «Primero son los estudios». El niño pudo comenzar a jugar, muy pronto, pero, estudiando, hasta conseguir un título de bachillerato científico: otra anormalidad en un medio donde ciencia y fútbol pueden parecer incompatibles.
Bachiller científico, a los 17 años, Tchouaméni ya había sido descubierto por los dirigentes del equipo de Burdeos, donde comenzó su gran carrera deportiva.
Durante los últimos veinte o treinta años, el inicio de bastantes carreras futbolísticas francesas, nacionales e internacionales, también coincidió con sonados escándalos de vida nocturna, en numerosos clubes prostibularios. En algunos casos, escándalos y celebridad han tenido dimensiones judiciales graves. Tchouaméni es una excepción en ese terreno. El jugador es famoso por el celo con el que ha preservado su vida sentimental, evitando cualquier publicidad de ningún tipo para su familia, hermano, hermana y amigos de estudios.
Tchouaméni ha protagonizado algún escándalo judicial, pero de otra naturaleza, moral y política. El verano de 2021, el jugador fue víctima de gritos racistas, durante un partido entre el Mónaco y el equipo de Salzburgo. Nada de montar un número en el terreno de juego. Terminado el partido, Tchouaméni pidió explicaciones a la UEFA, declarando: «Es difícil encontrar palabras para describir lo que sentí . No dejaré nunca que me afecten, como jugador, en el campo, los mensajes de odio y las amenazas de muerte. Estoy orgulloso de mis orígenes. ¿Por qué se puede parar un partido si un jugador está fuera de juego, y no se puede parar el mismo u otro partido, cuando los espectadores montan un espectáculo con gritos y cantos racistas. El racismo no debe ser aceptado. La diversidad es la cosa más preciosa del mundo». Así se las gasta Aurélien Tchouaméni, el centrocampista que se acerca al Real Madrid, un fuera de serie muy distinto a sus colegas