Esclerosis múltiple en el mundo dinosaurio
‘JURASSIC WORLD: DOMINION’
Director: Colin Trevorrow.
Intérpretes: Chris Pratt, Bryce Dallas Howard, Sam Neill, Laura Dern, Jeff Goldblum.
Colin Trevorrow termina la trilogía que comenzó en 2015 con ‘Jurassic World’ y en la que J. A. Bayona coló en el medio la mejor de ellas, ‘Jurassic World: El reino caído’. Ya no hay isla Nublar ni parque temático, sino que los dinosaurios están repartidos un poco a lo tonto por el mundo, y lo que se ofrece como amenaza no son realmente ellos sino esa amalgama de biogenética, buenismo animalista y afán autodestructivo de la especie humana. Tampoco existe apenas rastro de Michael Crichton en el ADN de la historia: está el grupo de los ‘buenos’, el de los ‘malos’ y el de los pobres animales tergiversados por la ciencia, que aquí, en esta entrega, tienen muy poco que decir y hacer, y la prueba de ello es el papelón intrascendente del perruno Blue, tan ligado emocionalmente al macho alfa Chris Pratt.
Para dar la impresión de continuidad con aquellas dos primeras que hizo Spielberg, donde todo era impacto visual, fascinación y tensión, Trevorrow incluye aquí a algunos personajes veteranos, los interpretados por Laura Dern, Jeff Goldblum y Sam Neill, en el fondo dinosaurios ellos mismos y con la función de rellenar esos huecos en la cordada genética original; están ahí, en la aventura, pero ya no es la suya, ni tampoco la del tiranosaurio, que, como ellos, sale, se deja ver, le da forma a un par de clichés y ya está.
Los protagonistas son Chris Pratt y Bryce Dallas Howard, como en las dos anteriores, aunque ya sin esa chispa y esa pugna algo macarra entre ellos; la interpretación de Pratt, además de piruetear, consiste en adelantar la palma de su mano y hacerles el ‘stop’ a los velocirraptores, que al principio era motivo de sorpresa y admiración pero ya cansa; en cuanto a Howard apenas deja de correr delante de velocirraptores de dos velocidades.
La acción es imparable, con alguna escena tensa de persecución en una moto como la de Tom Cruise; los hilos de las diferentes tramas paralelas se enlazan bien, aunque la aventura en sí no tiene fortaleza ni sustento dramático, y su ‘mensaje’ es de primero de ética animalista, tenemos que convivir con los dinosaurios sueltos y libres, o tenga un T-Rex en la trasera de casa.