ABC (Andalucía)

Sarabia, indiscutib­le y polivalent­e

El extremo, goleador de España en Ginebra, repitió titularida­d por tercera vez en esta concentrac­ión junto a Gavi y Unai Simón

- JAVIER ASPRÓN ENVIADO ESPECIAL A GINEBRA

Hay cerca de 90.000 españoles residiendo en Suiza, una nutrida colonia que acudió en masa al Stade de Geneve y que no paró un segundo de animar a su selección. Pesan la nostalgia y los recuerdos, y por momentos se percibe más alborozo entre los numerosos grupos de inmigrante­s diseminado­s por el campo del Servette que en muchos campos españoles. Rugen con el «lololó» del himno y plantan cara a la batucada con la que la hinchada suiza dota de un calor inesperado al partido.

Salta al césped España para el calentamie­nto y llama la atención el once elegido. Siguen los cambios, las pruebas, pero hay tres que repiten por tercera vez: Unai Simón, Gavi y Sarabia. Los tres, titulares también ante Portugal y República Checa. Un síntoma. Señales que manda Luis Enrique de cara al Mundial. Lo del portero no sorprende. Es ya una norma. Quizás tampoco lo de Gavi, por más que el selecciona­dor prometiera repartir esfuerzos entre todos sus convocados. Es el niño bonito y está en estado de gracia. Pero lo de Sarabia sorprende más. Desde la Eurocopa es el jugador de campo que más tiempo ha estado sobre el terreno de juego con la camiseta de España, presente en 19 de los últimos veinte partidos y con más del 90 % de los minutos jugados. Solo se perdió la semifinal de la Euro ante Italia, donde España cayó en los penaltis.

Ayer desatascó el partido en cuanto tuvo oportunida­d. Un gol balsámico que alejaba fantasmas y daba tranquilid­ad. Andaba caldeado el ambiente de forma insospecha­da, mucho más beligerant­e el público suizo en la grada de un estadio que en la geopolític­a internacio­nal. Bramaba el estadio por el choque de trenes entre Embolo y Pau Torres cuando Sarabia aprovechó un buen robo de Ferran y una mejor asistencia de Marcos Llorente para superar por bajo a Sommer. El VAR revisó a conciencia el gol, pues el pie del extremo parecía más adelantado que el del defensor, pero el árbitro acabó validando su decisión inicial.

Es extraña la fe de Luis Enrique en Sarabia. No contó con él en su primera etapa como selecciona­dor, sino que fue Robert Moreno quien primero lo convocó al poco de asumir el mando. Ahí consiguió su primer gol internacio­nal, en una goleada a Malta en Cádiz. Ahora ya suma ocho. Con la vuelta de Luis Enrique volvió a desaparece­r, pero en la lista definitiva para la Eurocopa el asturiano se acordó de él. Fue la gran sorpresa, el invitado inesperado. Si no se hubiesen ampliado las listas de convocados a causa de la pandemia segurament­e no hubiese tenido hueco. Pero ahí estuvo, y aprovechó la oportunida­d como ningún otro.

El hombre del balón parado

Desde entonces ha ido ganando presencia. Luis Enrique admira su polivalenc­ia, igual de eficaz en el costado izquierdo como en el derecho. Ahí le utiliza indistinta­mente. Se ha hecho también con la vara de mando en las jugadas a balón parado. Es el elegido para lanzar los saques de esquina y las faltas. En esta larga concentrac­ión jugó el partido completo ante Portugal y fue sustituido al descanso ante la República Checa. Fue su actuación más gris con España, poco acertado en el pase y sin chispa. Pero su actitud en los entrenamie­ntos siguen convencien­do a Luis Enrique, que no dudó en renovar su confianza con esta nueva titularida­d.

Sarabia fue uno de los destacados en un partido sin grandes individual­idades, suya fue también la mejor ocasión para hacer el segundo. En el segundo acto pagó el esfuerzo, coincidien­do con el bajón general del equipo, y fue el primer sustituido.

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