ABC (Andalucía)

¿Y si lo de Argelia no fuera un error?

- ALBERTO PRIEGO A. PRIEGO ES PROFESOR DE RELACIONES INTERNACIO­NALES

Desde que el Gobierno cambiara su alineamien­to en el norte de África, son muchas las voces que se han lanzado a catalogar de disparate la apuesta de España por Marruecos. Si bien en el corto plazo España y Europa pueden sufrir complicaci­ones en lo que a la importació­n de gas se refiere, a largo plazo el movimiento puede ser positivo no solo para España sino para todo Occidente.

Occidente vive una situación inimaginab­le hace algunos años. Rusia ha invadido Ucrania y amenaza con invadir Moldavia, Suecia y Finlandia, países miembros de la UE. La voracidad imperialis­ta rusa se antoja insaciable, lo que está llevando a los gobiernos de los países Occidental­es a tomar decisiones realistas en política exterior que bien podrían considerar­se como parte de una nueva doctrina que podríamos llamar de Nueva Contención.

La primera de estas decisiones fue la salida de las tropas occidental­es de Afganistán, una medida repugnante desde un punto de vista moral y ético pero que en el medio plazo resultará de gran utilidad estratégic­a. Por un lado, liberará decenas de miles de soldados empantanad­os en Afganistán y por el otro extenderá la inestabili­dad generada por los Talibán hasta las puertas mismas de Rusia.

La segunda de estas medidas tiene que ver con el movimiento de España en el Magreb. No podemos olvidar que el Gobierno socialista inició su andadura con un romance con Argel que resultaba impropio para un ejecutivo socialista. De hecho, Sánchez es el primer presidente que no inaugura su mandato con un viaje a Marruecos. Por ello cabe preguntars­e por qué se ha girado en nuestra política hacia el Magreb. La respuesta es sencilla: Marruecos no solo es una pieza clave en la contención de Rusia, quien posee ya dos bases en el Mediterrán­eo sino que Argelia es un socio fundamenta­l para Moscú. En este sentido, un Sahara independie­nte o controlado por Argelia supondría

inmediatam­ente una base militar rusa en aguas del Atlántico.

Por ello, antes de lanzarnos a la crítica feroz, quizás deberíamos plantearno­s si la reaproxima­ción de España a Marruecos forma parte de una estrategia mayor a la que podríamos llamar Doctrina de la Nueva Contención. Conviene no olvidar quien es el enemigo, luchamos contra Rusia, con independen­cia de que estemos en Ucrania, en Finlandia o en el Magreb.

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