«A lo mejor con los dos, tres o cuatro diputados de Ciudadanos, tiene Moreno para sumar la mayoría absoluta»
pró en los puestos de libros viejos de la cuesta de Claudio Moyano en Madrid y le presté a Alejandro Rojas Marcos. Es un ejemplar dedicado por Infante al notario Gasltaver. Hace 50 años nadie sabía qué era esto de Andalucía, ni conocía la bandera… —Aquel andalucismo que ustedes abanderaron es hoy casi una reliquia.
—Cuando la otra noche en el debate de televisión escuché a una de las candidatas situadas a la izquierda del PSOE hablar de la «obediencia andaluza» de los partidos me sonaba a aquellos entonces... Quieren reinventar el andalucismo, ahora radical y antinacional, otra vez olvidando que el sentimiento de España y de la Constitución del 78 sigue siendo igual de necesario. —Usted ha denunciado en su «Recuadro» en ABC y en su obra literaria el subdesarrollo económico de Andalucía. ¿Hoy es sólo económico y político o también intelectual?
—A pesar del Estado de las autonomías, el centralismo sigue funcionando. Yo pongo siempre un ejemplo taurino. Un torero al que le ha concedido la alternativa Curro Romero en Sevilla teniendo de testigo a Rafael de Paula tiene que ir a Madrid a confirmarla, como si aquí no fuéramos soberanos en materia de tauromaquia. Eso no es otra cosa que un recuelo todavía del siglo XIX, cuando los títulos de doctor los otorgaba sólo la Universidad Central. El doctorado en los toros se sigue dando sólo en Madrid, no vale que te haya dado la alternativa Curro con Paula de testigo en Sevilla, en el Puerto o en Málaga. Cuando escucho a Vox decir que hay que acabar con el Estado de las Autonomías, me acuerdo de Caracol el del Bulto: «Esos cojones, en Despeñaperros». Ese ir contra las autonomías tenían que haberlo planteado hace 40 años, cuando se produjo una inflación administrativa que estamos pagando ahora.
—Hay cientos de pueblos en Andalucía en los que el PP no se ha presentado nunca a las elecciones porque no encontraba candidato. Esta realidad no se conoce más allá de Despeñaperros.
—Sí, pero esto también ha cambiado, afortunadamente, aunque quedan fósiles como el de Marinaleda. Se podría escribir un anecdotario de los candidatos de otros partidos que no son el de Sánchez Gordillo que intentaron ir allí a dar un mitin y, como en el Oeste, no le servían ni café en los bares. El franquismo sociológico fue sustituido por el felipismo sociológico. Muchos de los que estaban en la cola de la capilla ardiente de Franco estaban después en la cola para votar a Felipe González. —Ese atavismo sigue funcionando, ¿no? El PSOE está centrando su campaña en el miedo a la ultraderecha.
—Veo que se habla de la ultraderecha como un riesgo y que en cambio no se habla de la ultraizquierda como una triste realidad que forma parte del Gobierno de Sánchez. Esto de que parte de un gobierno esté por unas tesis y otra parte esté por otras no se da en ninguna tierra civilizada, menos de Europa. A mí la que me da miedo es la ultraizquierda de Esquerra Republicana, la de Bildu y la de Podemos, que está en el propio Gobierno. De esa nadie habla porque aquí sigue habiendo una superioridad moral de la izquierda que no sé quién le ha otorgado. —La superioridad moral de la izquierda es un lugar común, pero Andalucía sufre otros muchos tópicos: la siesta, el PER, la vaguería...
—Yo creo que no hemos combatido bien los tópicos por falta de respuesta de los políticos de la derecha. Aquí se les ha llamado mangantes a los políticos de la derecha y eso lo ha dicho quien pertenece al partido del PER, de los ERE, del dinero de los parados para prostíbulos y droga, etcétera. Eso en los debates tienen que decirlo sobre la marcha para que la gente se entere porque esa inferioridad moral de la derecha hay que rebatirla. —Hablemos de los candidatos. ¿Qué le parece Macarena Olona?
—Escuché una frase muy bonita que decía que Macarena Olona ha estado dos veces en Salobreña, una de ellas para empadronarse. Esa frase lo dice todo, aunque paracaidistas los ha habido siempre en todos los partidos. No olvidemos que de número uno por Sevilla vino Cristóbal Montoro, que de Sevilla sabe tanto que mandó a los inspectores de Hacienda a la Feria para ver si los cuartos de baño se habían pagado con IVA o sin IVA. El paracaidismo político es un deporte de bajo riesgo en este país. —¿Juan Espadas?
—Ha hecho un mal negocio. Era un gran alcalde de Sevilla y está siendo un oscuro candidato a la Junta de Andalucía. Es una persona a la que tengo gran aprecio y respeto y me da mucha pena que su partido lo haya obligado a ser candidato. Estaba muy bien de alcalde de Sevilla y ahora está muy desdibujado en la campaña a pesar de su frase tan ocurrente de ‘más derechos y menos derechas’. —¿Juan Marín?
—Usando la frase del consejero de Salud sobre las vacunas, los culillos aún están ahí. A lo mejor con los dos, tres o cuatro diputados de Ciudadanos, tiene Moreno para sumar la mayoría absoluta. Que cada cual vote lo que quiera, pero que no se quede en la playa. —Las candidaturas más a la izquierda son un lío. Se presentan hasta ocho partidos divididos en dos candidaturas.
—No creo que con el PSOE sumen lo suficiente para gobernar. Su discurso es antisistema, equiparable al de los partidos que apoyan a Sánchez en el Gobierno. —¿Y Juanma Moreno?
—Se ha asentado bien, con moderación y pensando en toda Andalucía y en todos los andaluces. Por ahí deben ir los tiros para que se acabe tanto sectarismo como hemos padecido en Andalucía. José Manuel Soto, el cantante, denuncia que no lo contratan en los ayuntamientos de izquierdas. Se nos ha muerto Gracia Montes sin que se acuerden de ella para la medalla de Andalucía. Al genial Manuel Alejandro le han concedido el título de Hijo Predilecto porque unos cuantos hemos tenido que pedirlo… Y así todo. —Cuando fue nombrado usted Hijo Predilecto, hizo un discurso sobre la riqueza histórica de Andalucía que resultó apabullante. ¿Conocemos los andaluces nuestro patrimonio?
—Fíjese los premios Nobel que ha dado Andalucía. Juan Ramón hablaba con acento andaluz. Hay todavía quienes sienten vergüenza todavía de su acento. Yo siempre digo que hay muchos locutores de radio y de televisión bilingües, que en privado hablan andaluz, pero en el micrófono meten eses donde no hay ni que ponerlas. —Queda mucho por hacer…
—Sí, pero hemos pasado cuarenta años de muchas oportunidades desaprovechadas para que Andalucía reivindique su sitio en España sintiéndose tan España como se siente. Decía Carlos Castilla del Pino que los símbolos de España eran la identidad sobrante de Andalucía. Andalucía le presta a España todo eso. —Por último, maestro, ¿qué Andalucía quiere usted para sus nietos?
—Tengo nietos, pero fuera, en Alemania, porque mi hijo Fernando se marchó. Deseo para ellos que haya en Andalucía las mismas condiciones de trabajo por las que están fuera.
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