El ejemplo español del tope del gas provoca grietas en el mercado único europeo
Italia pide que se aplique de forma generalizada con fondos europeos y Hungría excluye a los extranjeros
La Comisión Europea ha tenido que recordar que «el buen funcionamiento del mercado único es esencial para todos» a la vista de la proliferación de iniciativas para intervenir el precio de la energía, después de que el Ejecutivo comunitario haya autorizado a España a subvencionar el gas para producción eléctrica de modo que se pueda rebajar el coste para los consumidores. Por ahora dos países ya han mostrado interés en beneficiarse de sendas excepciones en este sector, aunque con enfoques completamente diferentes, lo que ha introducido nuevas tensiones en la necesaria homogeneidad del mercado único. Mientras Hungría insiste en mantener limitado el precio de la gasolina pero excluye a los consumidores de los países vecinos, el primer ministro italiano, Mario Draghi, ha sugerido que Bruselas instituya un fondo para financiar el gasto de poner tope al gas tal como ha hecho España pero para que se aplique en todos los países con cargo al presupuesto comunitario.
El caso más claro para la Comisión Europea es el de Hungría, que decidió por su cuenta poner un tope al precio de la gasolina, menos de 1,30 euros el litro, lo que fue celebrado por los automovilistas de los países vecinos como Eslovaquia. A la vista de las proporciones de este «turismo energético», el Gobierno de Budapest ha decidido que el precio subvencionado solo está disponible para los húngaros, mientras que cuando se trate de un coche con matrícula de otro país no se aplicará ese descuento, a pesar de que las reglas del mercado único prohíben este tipo de discriminación.
La Comisión ha reconocido que «los países pueden tomar medidas excepcionales en situaciones excepcionales», pero no pueden aplicarse de manera diferente dependiendo de la nacionalidad de los consumidores. Los portavoces de la Comisión aclararon ayer que «el comisario de Mercado Único, Tierry Breton, ha enviado una carta a las autoridades húngaras esta semana pidiendo explicaciones y esperamos una respuesta oficial», porque «cuando hay una medida que se desvía del marco reglamentario europeo del mercado único hace falta que se
El italiano Draghi ha lanzado la idea de que sea la Comisión la que negocie un precio único para el gas en toda Europa
inscriba en una de las excepciones previstas en el mismo marco reglamentario. Por ello los húngaros deben decir qué circunstancias excepcionales son las que aplican» para tomar esta decisión que aplica solo a los húngaros y que ha hecho que cientos de ciudadanos de los países vecinos hayan enviado denuncias a las autoridades europeas. «Evaluaremos en detalle la respuesta pero mientras debemos recordar que garantizar el buen funcionamiento del mercado único es esencial para seguir funcionando con el sistema actual que está siendo afectado por la guerra. Hay que seguir actuando conjuntamente y la guerra no puede servir como excusa para discriminar a los ciudadanos europeos en función de su país o de su nacionalidad». La Comisión afirma que es «consciente de las dificultades que afrontan todos los países, también Hungría, pero todos los demás también. De hecho nos afecta a todos. Somos conscientes del nivel de la inflación y la subida de precios, pero no es el momento de actuar de manera unilateral en los países y menos si es de forma discriminatoria para los ciudadanos».
Batalla por su cuenta
El italiano Draghi lleva otra batalla por su cuenta. Primero ha lanzado la idea de que sea la Comisión la que negocie un precio único para el gas en toda Europa, de modo que la rusa Gazprom no pueda imponer condiciones diferentes a cada país, algo complicado teniendo en cuenta que cada país tiene sus propios contratos con muy distintos suministradores. Pero esta semana ha añadido la propuesta de que sea también el Ejecutivo comunitario el que cree un fondo para subvencionar el precio del gas también en todos los países y ha pedido expresamente que se haga con el mismo mecanismo que se le ha autorizado a España y Portugal, de modo que el coste de esa medida no se inscriba en el déficit de cada cual sino que sea financiado por la UE en su conjunto. La Comisión también le ha respondido que además de las herramientas que ya ha puesto a disposición de los países y de la reflexión a largo plazo sobre el mecanismo de fijación de precios, en el programa destinado a ayudar a superar la dependencia del gas ruso después de la guerra «ya existe la posibilidad de que los países pidan créditos para financiar este tipo de medidas».