Las diócesis españolas reclaman mayor presencia de la mujer en la Iglesia
Propuestas sinodales como la ordenación femenina ponen al episcopado en una encrucijada
La presentación de la síntesis con las aportaciones de la Iglesia española será el momento central de la Asamblea final del Sínodo de la Conferencia Episcopal, que se celebra hoy en Madrid. Un documento de unos diez folios que, tras ser discutido, será el que lleve hasta Roma la propuesta española, para sumarlas al resto de iglesias y discutirlas ante el Papa en la Asamblea general del Sínodo, que se celebrará en octubre de 2023.
El texto tendrá que sintetizar los cientos de aportaciones que han llegado hasta la Conferencia Episcopal desde las setenta diócesis españolas, después de un proceso en el que, según ha informado el propio episcopado, han participado más de 215.000 personas. Sobre la mesa, propuestas de todo tipo, desde la creación de una escuela de monaguillos hasta –la más repetida de todas– aumentar la corresponsabilidad y promover la participación de los laicos.
El foco mediático se ha centrado en aquellas que suscitan mayor polémica: la revisión de las objeciones teológicas al sacerdocio femenino, el celibato opcional y la ordenación de casados, la implicación de los laicos en la elección de los obispos o la mejora de la acogida eclesial al colectivo LGTBi y a los divorciados vueltos a casar. Las mismas que, de forma habitual, ocupan titulares, pero con la diferencia de que, ahora, las propuestas no vienen de grupos alejados, asociaciones de escasa representatividad o teólogos heterodoxos, sino que provienen de las propias diócesis. Son las síntesis que cada iglesia local ha elaborado, están publicadas en sus webs y, la mayor parte, han sido presentadas por el obispo en un acto público.
Ahora, la comisión encargada por la Conferencia Episcopal, y en última instancia
la propia Asamblea, deben decidir cuál es el contenido final de documento, teniendo en cuenta que algunas de las propuestas ya han generado discrepancia interna. Es el caso de las presentadas por la diócesis de Barcelona, encabezada por el cardenal Juan José Omella, que también preside la Conferencia Episcopal. En la síntesis que ha hecho pública se pide un mayor reconcimiento para las mujeres y señala que «algunas aportaciones piden que asuman un papel activo en la vida eclesial y se avance en la reflexión sobre su acceso al diaconado y, si fuera posible magisterialmente, al presbiteriado».
El propìo Omella terciaba esta semana en la polémica para aclarar que «se trata únicamente de unas propuestas, nunca votadas ni aprobadas». Más lejos llegaba el obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, quien ha hablado de «voces que atentan contra la comunión eclesial» y de «propuestas disonantes con la doctrina y la moral católica» como la del sacerdocio femenino».
La ordenación femenina es, de lejos, la propuesta que puede tener un recorrido más complejo si siguiera adelante, pues entra en colisión con el documento en el que Juan Pablo II afirmaba: «Declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres». Una declaración que para muchos teólogos «ha dejado zanjada la cuestión».
Sin embargo, la propuesta no viene exclusivamente desde Barcelona. La mayor parte de las síntesis recogen la petición de dar «una mayor presencia y reconocimiento de la mujer» como la de Astorga, pero sin hablar del sacerdocio. Pero otras van más lejos al pedir «el acceso al diaconado y presbiterado» como la de León, Pamplona –que especifica que lo pide un 20%–, San Sebastián, Segorbe-Castellón –que señala que la aportación la hacen dos grupos de los 180 participantes–, Solsona, Tarazona, y Valladolid, donde se afirma que «algunos plantean el estudio de las razones teológicas para el no sacerdocio de la mujer».
Otras propuestas, como la ordenación de hombres casados o el celibato opcional no implicarían un debate teológico tan enconado, porque dependen de una decisión administrativa del Papa, pero ya han sido tratadas en sínodos recientes, como el de la Amazonía, sin llegar a concretarse.
Juan Pablo II afirmó que «la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres»
Ejercicio de discernimiento
En este contexto, la Asamblea tendrá que decidir hoy cuáles son las propuestas que llevará la Iglesia española hasta Roma. «Lo importante es este estilo de escucha y discernimiento y no tanto cuestiones particulares», afirmaba hace unos días el secretario del grupo sinodal, Luis Manuel Romero. Ese «ejercicio de discernimiento» se realizará desde un «clima de oración» en el que tendrán que sopesar las aportaciones realizadas, la fidelidad doctrinal e, incluso, la repercusión mediática de la propuesta final.
Una difícil encrucijada que las palabras de Francisco en la apertura del Sínodo no ayudan a despejar: «No debe prevalecer la idea de distinguir entre mayorías y minorías: esto lo hace un parlamento. Cuántas veces los ‘descartes’ se han convertido en ‘piedras angulares’ y los ‘alejados’ en ‘vecinos’».