Por una América Latina sin victimismos ni utopías regresivas
▶ Celebrada en la Feria del Libro la última de las mesas redondas en torno al 30 aniversario de ABC Cultural
En este último fin de semana de la Feria del Libro de Madrid, ABC Cultural, que acaba de cumplir treinta años y actualmente dirige Jesús García Calero, ha celebrado su última mesa redonda. La excelente acogida a las anteriores iniciativas se repitió ayer en la propuesta ‘Recordar América Latina’, una reflexión a tres voces sobre la relación de las generaciones más recientes de los escritores latinoamericanos con la tradición literaria y cultural iberoamericana.
La mesa redonda, desarrollada en el Pabellón CaixaBank, contó con los venezolanos Karina Sainz Borgo y Rodrigo Blanco Calderón y el colombiano Carlos Granés, quien acaba de publicar el ensayo ‘Delirio americano. Una historia cultural y política de América Latina’ (Taurus). Por su parte, la escritora y periodista Karina Sainz Borgo ha dado a la imprenta, entre otros títulos, las novelas ‘La hija de la española’ y ‘El tercer país’, ambas en Lumen. La última novela de Blanco Calderón es ‘Simpatía’.
En unos momentos como los actuales en los que se cuestiona el legado español al otro lado del Atlántico –derribo y vandalización de estatuas, y exigencias, como la del presidente mexicano, de que España tiene que pedir perdón–, resulta más necesario que nunca meditar en torno a la América hispana, un territorio tan diverso y rico como complejo, según pusieron de manifiesto los participantes en la mesa, donde Karina Sainz Borgo actuó como maestra de ceremonias.
Blanco Calderón comenzó confesando que de pronto se dio cuenta de lo poco que sabía de América Latina en su conjunto, sobre todo si se comparaba con los autores del célebre ‘boom’ de la década de los sesenta del pasado siglo. Apreciación que fue compartida por Granés: «Consciente de ese desconocimiento, mi último libro es una respuesta a la vergüenza que eso me producía».
«No quiero ser exótico»
Una de las cuestiones que más se analizó fue la existencia o no de una identidad latinoamericana. Carlos Granés señaló que en un principio prevalecía el cosmopolitismo, con los modernistas refiriéndose a lugares lejanos, a mitos... y sin miedo a ‘contaminarse’ de otras tradiciones. Luego, apuntó también Granés, «se fue estableciendo una pugna entre cosmopolitismo y nacionalismo, que hoy continúa, incluso intensificada, con el resurgimiento de una utopía regresiva, de la idealización de un mundo más puro, con una actitud ‘buenista’, que nos sitúa en un campo de desigualdad. Yo no quiero ser en absoluto ‘exótico’. América Latina debe salir del exotismo, no puede transitar por el victimismo que, en realidad, la condena a modos de vida ancestrales y provoca que se la vea con condescendencia». Karina Sainz Borgo comentó que, como bien dice Granés, «el exotismo de cuño revolucionario y pensar que en América Latina se podían realizar utopías que no habían funcionado en Europa nos dejó al margen».
Rodrigo Blanco Calderón resaltó: «América Latina forma parte de Occidente. Yo me siento occidental. Por ejemplo, considero y entiendo el ‘Quijote’ como mío». Ante una pregunta del público asistente, los tres participantes coincidieron en que a uno y otro lado del Atlántico formamos una «unidad cultural», donde el español es la base insustituible.