ABC (Andalucía)

Todo daba igual

Es desolador que se permita a la clase política cortar el bacalao en la lonja del CGPJ, nada más y nada menos que el órgano que nombra a la cúpula judicial

- NATI VILLANUEVA

MIENTRAS escribo estas líneas me viene a la cabeza ‘Todo daba igual’, una canción de Gato Charro, poeta de las cosas pequeñas que resultan palabras mayores. Da igual que el Tribunal Supremo advierta a la fiscal general que discrecion­alidad y arbitrarie­dad no es lo mismo. Da igual que desde el Ejecutivo se cuestione la potestad de control de sus actos por parte del Poder Judicial. Da igual que se tumbe el procedimie­nto de nombramien­tos en la Agencia de Protección de Datos tras el vergonzoso reparto entre PSOE y PP. Hasta da igual que el Tribunal Constituci­onal haya dicho que la arquitectu­ra legal sobre la que se sustentó el estado de alarma era una farsa.

Da igual porque nos hemos acostumbra­do a caminar con el fango bajo los pies. Y el barrizal cada vez es mayor, el caldo de cultivo perfecto para que vayan calando las dictaduras ideológica­s desde las raíces de la sociedad hasta quienes tienen que juzgar conforme a unas leyes que no sabremos si son inconstitu­cionales hasta dentro de dos años. Doce si hablamos del aborto. Pero da igual.

A partir del lunes, cuando ya se conozcan los resultados en Andalucía, cada uno se haya lamido sus heridas y se recomponga el escenario preelectot­al, todo apunta a que PSOE y PP volverán a negociar el Consejo General del Poder Judicial como si aquí no hubiera pasado nada. De las palabras de González Pons, en quien Feijóo ha confiado este cometido, ya se viene traslucien­do desde hace tiempo que desoirán a los propios jueces, las exigencias de Bruselas, y las advertenci­as del Consejo de Europa. Se volverán a repartir el pastel del órgano de gobierno de los jueces vestido de una «regeneraci­ón democrátic­a» que mucho me temo que no será otra cosa que meter a un lobo con piel de cordero en lugar de al lobo directamen­te. Qué cerca estuvo. Qué oportunida­d perdida la de aquel día en el que las asociacion­es de jueces se pusieron de acuerdo en la necesidad de cambiar el modelo de elección del Consejo y pidieron a Casado que, llegados a este punto, después de tres años y medio de bloqueo, no diera su brazo a torcer. Qué menos que los doce vocales togados fueran elegidos por la propia carrera en un momento, además, de deslegitim­ación absoluta de la justicia.

Es desolador que se permita a la clase política cortar el bacalao en la lonja del CGPJ, nada más y nada menos que el órgano encargado de nombrar a la cúpula judicial. Pero más aún lo es el daño que unos y otros han hecho al Supremo, y por extensión al ciudadano, durante estos meses. El Gobierno, porque lejos de reforzar al Tribunal ante la avalancha de recursos que ha motivado la gestión de la pandemia, aprobó a través de los partidos que lo sustentan una reforma que ha dejado temblando la plantilla del Palacio de las Salesas. El PP, porque ha permitido que esta situación se prolongue en el tiempo para nada. Ya no les importa que la renovación se haga conforme a la ley actual. El terreno está abonado para sentarse a la misma mesa a repartirse los cromos. La vida sigue. Todo daba igual.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain