Alemania obligará por ley a reducir un 10% el consumo de energía por el corte de gas ruso
▶Gazprom reduce a la mitad el suministro a Italia y Draghi acusa a Putin de hacer un «uso político» de los bienes
Hace apenas una semana, el Gobierno alemán lanzó una omnipresente campaña publicitaria en la que llamaba a la población a lograr «entre todos» un ahorro en el consumo energético del 10% respecto a veranos anteriores. Ese 10% es el porcentaje necesario para llegar al invierno con las reservas en un estado que permita no seguir elevando el nivel de alarma, activado ya en el primer de los cuatro niveles. El ministro alemán de Economía y Clima, el verde Robert Habeck, considera ahora sin embargo que no será suficiente con el ahorro voluntario y quiere regularlo por ley. «Si los volúmenes de almacenamiento no aumentan, entonces tendremos que tomar más medidas para ahorrar energía, si es necesario también por ley», dijo en el programa informativo de la televisión pública alemana ARD ‘Tagesthemen’. Cuando se le preguntó si eso también podría significar limitar la temperatura prescrita para las viviendas, el ministro respondió: «Todavía no hemos tratado eso en profundidad. Vamos a mirar todas las leyes implicadas antes de dar detalles».
El motivo de este repentino endurecimiento de la política alemana de ahorro energético es que en la última semana Rusia ha reducido en un 60% la cantidad de gas que suministra a Alemania a través del gasoducto Nord Stream 1, que cruza el fondo del mar Báltico hasta llegar a las costas alemanas del norte. La compañía rusa Gazprom ha reducido el volumen de gas transportado hasta solamente 67 millones de metros cúbicos al día y ha justificado su proceder alegando trabajos de reparación en una unidad de compresión de gas que lleva a cabo la empresa alemana Siemens y que impiden que el gasoducto opere a pleno rendimiento. La Agencia Federal de Redes alemana rechaza esta excusa técnica y el ministro Habeck ha declarado que «es evidente que se trata solamente de un pretexto y que se trata de desestabilizar y hacer subir los precios». «Así actúan los dictadores y los déspotas», ha juzgado. «En esto consiste el enfrentamiento entre los aliados occidentales y el presidente ruso Vladímir Putin».
Las instalaciones de almacenamiento de gas están actualmente llenas en un 56% de su capacidad. Este porcentaje, en un verano normal, estaría por encima del promedio. Pero en las actuales circunstancias no es suficiente. «No podemos entrar en el invierno al 56%. Tienen que estar llenos. De lo contrario, estamos realmente expuestos», ha explicado Habeck, que cuenta que, durante todo el verano, Nord Stream 1 siga transportando mucho menos gas del contratado, si es que sigue haciéndolo. Reconoce que la situación es grave, pero insiste en que «actualmente la seguridad del suministro está garantizada». En caso de escasez en el invierno, el primer paso sería encender plantas de cogeneración con carbón en lugar de las de gas. Habeck ha vuelto a hacer un llamamiento a empresas y ciudadanos para que ahorren energía y gas.
Un cuello de botella o incluso una interrupción del suministro de gas ruso afectará además a las empresas. Según la última encuesta del Instituto de Mercado Laboral e Investigación Ocupacionesl (IAB), en caso de parada el 9% de las empresas alemanas tendrían que detener completamente su producción, mientras que el 18% tendrá que restringirla.
El frente italiano
Por otra parte, el monopolista ruso Gazprom redujo el jueves un 35% el suministro de metano a Italia en la entrada de Tarvisio, en Friuli, después de haberlo reducido ya un 15% el día anterior. Ayer, por tercer día consecutivo, Rusia sigue aumentando el corte del suministro: solo proporcionó el 50% de la solicitud de Italia. Así lo reveló un comunicado de ENI, la empresa energética italiana.
Como en el caso alemán, Gazprom a alegado problemas «ajenos» en la planta rusa de Portovaya, en la región de San Petersburgo, que alimenta el gasoducto Nord Stream, por el que el monopolista ruso transporta parte del gas con destino a Italia. Según Moscú, estos problemas derivan de la falta de repuestos alemanes a causa de las sanciones contra el Kremlin. Pero el primer ministro italiano, Mario Draghi, tacha estas explicaciones de «mentiras». En su reciente visita a Kiev, habló de «uso político del gas y del trigo» por parte de Rusia. Explicó que la respuesta debe ser la de poner un techo al precio del gas: «Los suministros están bajando, pero los precios suben entre un 15 y un 30% y, por lo tanto, Rusia recauda más. Es una estrategia que hay que combatir».
Los italianos se preguntan sobre las consecuencias que puede tener el corte del suministro, teniendo en cuenta que el país transalpino recibe de Rusia un 40 por 100 del gas que consume, aunque desde el inicio de la guerra el Gobierno italiano comenzó a diversificar sus fuentes de energía estableciendo contratos con otros países, en particular Argelia. Italia ha previsto un plan de emergencia en el caso de que el Kremlin corte totalmente el gas. Si la tensión y los cortes prosiguen, los efectos sí se verán en la factura de la luz, porque subirán los precios de la electricidad.