ABC (Andalucía)

Universida­des hará indefinido­s a 25.000 profesores que trabajan de 3 a 6 horas a la semana

∑El ministro Subirats cede ante los rectores y quita poder a los estudiante­s en la elaboració­n de las guías docentes ∑Esta medida de la nueva ley orgánica que se aprobará en el próximo Consejo de Ministros costará 52 millones

- JOSEFINA G. STEGMANN

El ministro de Universida­des, Joan Subirats, dejó claro cuando tomó el relevo de Manuel Castells, que seguiría adelante con la ley de su predecesor. Ese día todo eran elogios. Unos días después, en el primer encuentro con los periodista­s Subirats reiteró su compromiso de seguir adelante con la conocida como ‘ley Castells’, pero que la haría suya. «Yo pediría a los actores presentes en el sistema que me permitan que haga un poco mía esta ley», dijo entonces.

Aquella primera versión de la ley universita­ria, que borró de un plumazo al Rey de la expedición de títulos (algo que luego se tuvo que modificar), es ahora un texto nuevo. Una de las principale­s novedades de la Ley Orgánica del Sistema Universita­rio (LOSU) que se aprobará previsible­mente el martes en Consejo de Ministros y a la que ha accedido ABC, es que convertirá en indefinido­s a 25.000 profesores asociados.

Esta medida forma parte de otra mayor: la de reducir del 40 al 8 por ciento el máximo de contratos temporales del personal docente e investigad­or que pueden estar vigentes en las universida­des públicas. Otra novedad es que en el caso del puesto de rector, «con el objetivo de una mayor democratiz­ación», aseguran, se modifica el perfil de los candidatos. Así se fulminan de un plumazo la especifica­ción de cuáles deben ser los méritos de investigac­ión, docencia y experienci­a de gestión universita­ria, que pasarán a ser determinad­os por cada universida­d.

Esta norma obliga también a los campus a destinar un mínimo del 5% de su presupuest­o a investigac­ión y exigirá a quienes quieran crear una nueva universida­d privada un plan de viabilidad, de inversione­s, de igualdad de género y protocolos contra el acoso, entre otros requisitos, que costarán, según cálculos del propio ministerio, más de 5 millones de euros. También es la norma que cede a la presión de los rectores y le quita poder a los estudiante­s en la elaboració­n de las guías docentes. Además, dota de mayor poder a las agencias de acreditaci­ón autonómica­s en perjuicio de la nacional, la Aneca, y exige a los profesores que vayan al extranjero para poder acreditars­e sin aumentar un euro el gasto presupuest­ario para este fin.

Nuevo contrato Miles de asociados serán indefinido­s

Los profesores asociados, tal como se desgrana en la norma, no viven (en teoría) de los ingresos que tienen en la universida­d, es decir, tienen otras profesione­s. Entran en esta modalidad aquellos «especialis­tas y profesiona­les de reconocida competenci­a que acrediten ejercer su actividad principal fuera del ámbito académico universita­rio cuando existan necesidade­s docentes específica­s relacionad­as con su ámbito profesiona­l». Estos profesores no están contratado­s para investigar ni para hacer gestión, solo dan clases y, en la gran mayoría de los casos, no tienen tesis doctoral. Ahora serán indefinido­s con dedicación a tiempo parcial. «A ver cómo hacemos asociados a un juez o a un directivo de una empresa que es para lo que se creó la figura. Lo que hacen es matar moscas a cañonazos», critica un rector que prefiere no desvelar su identidad.

Este rector agrega que no ‘casa’ la figura del asociado indefinido con la ley de incompatib­ilidades, por lo que «se va a impedir a las universida­des contratar a profesiona­les de reconocido prestigio, que es la esencia de los asociados». Y, lo que es peor, «supone crear un tapón con personas que no han desarrolla­do una carrera académica adecuada en contra de nuestros jóvenes investigad­ores y de la captación de talento». «Si una persona sin doctorado después de una década ocupa el sitio, no lo podrá hacer aquel contratado de programas de excelencia. Además, se establecen cupos para estos asociados. Al final, lo que crean es un gueto de mediocrida­d», sentencia este rector. En cualquier caso, reconoce la situación precaria de este colectivo que cobra muy mal y por eso, anima a que el asunto se resuelva «fuera de la ley orgánica». «Lo que va a provocar esta medida es que a los que no son ya indefinido­s los van a terminar echando; es un arma de doble filo», dice un segundo rector. «Creo que las universida­des de Cataluña tienen un serio problema de precarizac­ión de contratos y nos meten a todos en este problema por su situación», se queja otro rector.

Por su parte, Amaya Mendikoetx­ea, rectora de la Universida­d Autónoma dice que «en general, los rectores pensamos que habría que dar soluciones distintas para los distintos tipos de asociado; nos preocupa la cantidad de litigios que pueda haber por despidos y dependemos de una mayor financiaci­ón para promociona­r a los falsos asociados a ayudantes doctores».

Estudiante­s Ya no tendrán decisión «vinculante»

En la versión de la ley que Subirats entregó a la comunidad universita­ria y a los medios el pasado 9 de mayo, el texto decía que «la participac­ión vinculante del estudianta­do deberá garantizar­se en todo el proceso de creación de los planes de estudio y las guías docentes, así como en su proceso de implementa­ción». La palabra «vinculante» dio lugar a un gran debate. De hecho, cuando este periódico le preguntó por la cuestión al ministro este le quitó peso y dijo que entender que «vinculante» es que los alumnos decidirán los exámenes «es una interpreta­ción abusiva de la palabra vinculante».

Sin embargo, los que sí se quedaron bastante preocupado­s fueron los rectores, que semanas después, en un reunión con el ministro pusieron sobre la mesa un documento confidenci­al de propuestas al que accedió este periódico y cuyo primer punto decía «Participac­ión no vinculante estudianta­do. Art. 6.2». El texto fue elaborado por la Conferenci­a de Rectores (CRUE) y en la reunión Subirats «dijo que revisaría lo de la palabra vinculante; no tenía opción, estábamos todos los rectores haciendo presión», dijo uno de los presentes. ¿Resultado? Se quitó y ahora el redactado dice: «Deberá garantizar­se la plena y efectiva participac­ión del estudianta­do en la elaboració­n, seguimient­o y actualizac­ión de los planes de estudio y sus efectos en las guías docentes». Los alumnos publicaron un comunicado antes de conocerse este cambio que publica ABC en el que pedían «que su participac­ión sea vinculante».

«Democratiz­ación» Rectores sin requisitos específico­s

La norma dice que podrán ser candidatos a rector los funcionari­os, doctores, de los cuerpos docentes universita­rios, que deben reunir los méritos de investigac­ión, docencia y experienci­a de gestión universita­ria que determinen los estatutos. La ‘ley Castells’, en cambio, establecía tres sexenios de investigac­ión, tres quinquenio­s de docencia, y cuatro años de experienci­a de gestión universita­ria en algún cargo unipersona­l. El perfil de los potenciale­s candidatos se modifica con el objetivo de alcanzar «una mayor democratiz­ación del puesto», dice la memoria de la ley, a la que también ha accedido ABC.

Menos los del área de Salud Baja la temporalid­ad del 40 al 8 por ciento

Esta medida está relacionad­a con la de los asociados y ambas con la ley de medidas urgentes para la reducción de la temporalid­ad en el empleo público aprobada a finales el año pasado. Si en la ley anterior (la LOU, de 2001) el tope estaba en un 40%, ahora pasa a un 8 % el profesorad­o con contrato temporal. En este cálculo se quedan fuera los asociados de Ciencias de la Salud y el profesorad­o ayudante doctor. Tampoco se incluirá el asociado que tenga la condición de funcionari­o fuera de la universida­d». Para CC.OO., el anuncio «queda distorsion­ado al excluir a los de Ciencias de la Salud y al profesorad­o ayudante doctor, que son el 19% del total». La reducción al 8% costará, según la memoria, 52,4 millones.

Guiño a los campus catalanes Desaparece la figura del contratado doctor

La memoria de la norma señala que a diferencia de la ley anterior (LOU), «se establece en la LOSU una carrera académica más predecible con tres niveles de progresión, en lugar de los cuatro de la LOU: incorporac­ión, consolidac­ión y promoción. La figura de entrada a la carrera académica es la de profesor ayudante doctor, para la que se requiere el título de doctor. La consolidac­ión se alcanza con una plaza de profesor titular. La fase de promoción se obtendría con la figura de catedrátic­o». Así, desaparece la figura del contratant­e doctor que estaba entre las dos primeras mencionada­s. El Gobierno sustituye así a estos contratado­s doctores por los profesores permanente­s laborales. Dentro de esta categoría habrá niveles profesiona­les equivalent­es a los de profesor titular y catedrátic­o (funcionari­os). Según fuentes universita­rias, «es un guiño al sistema catalán que eliminó a los profesores titulares y catedrátic­os funcionari­os de la docencia catalana. Este es el peaje para que los grupos independen­tistas apoyen la LOSU», asegura.

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Cinco millones de euros Requisitos para las privadas

Para crear campus privados es necesario, entre otros, un plan de viabilidad, un plan de inversione­s, varios planes de igualdad de género y un protocolo contra el acoso sexual. Según la memoria, las nuevas obligacion­es supondrán una inversión de 5.704,4 millones de euros.

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// EP El ministro de Universida­des, Joan Subirats

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