Argüello, nuevo arzobispo de Valladolid, dejará la secretaría del Episcopado
El Papa Francisco nombró ayer a Luis Argüello arzobispo de Valladolid, quien toma así el relevo de Ricardo Blázquez, que hace ya cinco años presentó su renuncia al cumplir los 75 años. El nuevo prelado, hasta ayer obispo auxiliar de la diócesis vallisoletana, asume una responsabilidad «que pide una dedicación exclusiva» por lo que, según él mismo anunció, dejará su cargo como portavoz y secretario general de la Conferencia Episcopal, una decisión que se hará efectiva en el plenario del mes de noviembre. No obstante, advirtió de que reducirá sus viajes a Madrid (hasta ahora pasaba allí tres días a la semana) para poder atender sus nuevas obligaciones.
Blázquez y Argüello comparecieron ante los medios de comunicación sonrientes y satisfechos de la decisión de la Santa Sede (aunque ya se sabe que ‘De Roma viene lo que a Roma va’). El nuevo arzobispo, que tomará posesión de su cargo el 30 de julio en la catedral, ofreció «fraternidad y amistad a las autoridades» y «cercanía a quienes viven una situación de soledad, sufrimiento o pobreza». Y, sobre todo, se marcó como «gran desafío» para su ministerio «la transmisión de la fe», preocupado por la escasez de vocaciones en la Iglesia, pero no sólo las sacerdotales porque, a su juicio, una de las mayores dificultades es la falta de vocación al matrimonio cristiano. «Si no hay mata, no hay patata», señaló, utilizando para ello el refranero castellano, «porque la familia y la expresión del bautismo son clave para suscitar vocaciones».
El cargo de obispo auxiliar de Valladolid, ahora vacante, ya no se ocupará, ya que se creó en 2016 para cubrir las ausencias de Blázquez al ser nombrado presidente de la CEE.