El dilema andaluz
Las dos opciones ante ellos se las traen: algo así como elegir entre una cena en el Asador Donostiarra o un concierto de la Filarmónica de Viena
COMPRENDO que haya andaluces que aún hoy dudan de a quién votar. Comprendo que el número de los dispuestos a abstenerse sea bastante mayor que en las pasadas elecciones. Comprendo, en fin, que pese a haber un claro favorito, el resultado final sea tan incierto. Y es que las dos opciones ante ellos se las traen: algo así como elegir entre una cena en el Asador Donostiarra o un concierto de la Filarmónica de Viena.
La izquierda ofrece al andaluz volver a la dulce situación de la etapa anterior, cuando era el favorito del Gobierno. Pedro Sánchez lo anunció antes de empezar la campaña electoral, lo que no sé si es correcto, dejándose caer por allí con manguerazos millonarios a la sanidad y a la educación andaluzas, que su hombre allí, Juan Espadas, se encargó de airear, corregido y aumentado en cada mitin, a cuenta de los prometidos fondos europeos. Al tiempo que lanza su otro mensaje electoral: si Vox entra en el Gobierno, despediros de ello, porque es antieuropeo. En otras palabras y hablando en cristiano, lo que el PSOE promete es volver a las subvenciones, los ERE, los pesebres, las mamandurrias, como diría el maestro Jaime Campmany, que Manuel Chaves y José Antonio Griñán hicieron el plato fuerte de sus gobiernos, sin citarlos, no sabemos si por pudor o estrategia.
Enfrente tienen a Juanma Moreno, más interesado en no cometer errores que en vender bálsamos de Fierabrás que todo lo curan. Su única promesa es que seguirá gobernando como hasta ahora en busca de una mayor estabilidad, desarrollo y oportunidades para los andaluces. La pregunta que todos le han hecho, si gobernará con Vox, sólo la ha contestado a medias: su propósito es gobernar en solitario. Si no puede, dependerá de la circunstancias. Lo que nos deja igual que estábamos. El andaluz, por tanto, tendrá que jugársela. Puede volver al cobijo del Estado (o más bien, del Gobierno) providencialista, que siempre encontrará un chiringuito donde meterte. Pero olvídate de llevar una vida desahogada, excepto si eres un jefazo del partido o de los sindicatos, y muy posiblemente tu hijo tenga que marcharse al resto del España o al extranjero porque nada habrá cambiado en los próximos cuarenta años.
Si, en cambio, deseas que Andalucía inicie una verdadera modernización, cree riqueza con su esfuerzo e iniciativa, tendrás que dar el salto que los padres de Juan Manuel Moreno Bonilla dieron a Barcelona y él intenta dar con la tierra de sus antepasados. El dinero regalado es dinero derrochado. Y esa es una decisión totalmente personal.