Toma Moreno
Recordemos, que es necesario. Antes que a Díaz Ayuso, Pablo Casado quiso cargarse a Juanma Moreno. Un visionario. La presidenta madrileña llevará siempre en la pechera el galón de haber terminado con la carrera política de Pablo Iglesias, bien. Pero aquello era Madrid.
Esto es distinto. Con esta memorable mayoría absoluta, el dirigente malagueño habrá de pasar necesariamente a los anales de la historia como el impulsor de una auténtica revolución impensable hace nada. Un tsunami.
En sólo tres años y medio, con una infernal pandemia de por medio, Moreno ha transformado Andalucía hasta convertirla en una comunidad mayor de edad, capaz de sacudirse prejuicios y cuyos vecinos ya no tendrán que operar bajo ciertos temores. Y ustedes saben a qué me refiero.
El PP, además, demuestra que el antídoto para calmar la viruela de Vox no es único. Que hay lenitivos con fórmulas magistrales similares a las que propone Feijóo capaces de mejorar incluso otras soluciones más agresivas. El ‘cañón Olona’ era un ‘bluf’, pero también es mérito de los populares haber impedido su disparo.
El PSOE no se ha visto en otra igual. Este resultado no interpela directamente a Pedro Sánchez. Le propina una bofetada de insospechadas consecuencias. Que disfrute el Falcon lo que le dure.
En efecto, lo que han dicho los andaluces tiene una incontestable lectura nacional. Pero sería una falta de respeto absolutísima soslayar que esta mayoría absoluta responde principalmente al examen que esta tierra ha hecho del primer periodo en el que, por fin, disfrutó de la alternancia. Viene aquí el réquiem por Ciudadanos, que tanto ayudó. Descanse en paz.