ABC (Andalucía)

El PP asalta el último fortín de los socialista­s desde 1977

▶ La lista de Patricia del Pozo se impone al PSOE de Juan Espadas, lo que nunca antes había pasado

- JAVIER RUBIO

Nunca antes había pasado. El granero de votos del PSOE en la provincia de Sevilla se ha vaciado de golpe en unas elecciones. El PP ganó las elecciones superando la barrera psicológic­a del 40% de los votos emitidos sumando a sus apoyos de hace cuatro años prácticame­nte todos los de Ciudadanos y 60.000 sufragios más que decidieron darle su confianza para que, por primera vez en la historia, se impusiera en Sevilla.

A Patricia del Pozo como cabeza de cartel de la lista popular en Sevilla le ha correspond­ido el honor de desbancar a los socialista­s de la posición hegemónica que habían mantenido en la provincia desde hace más de cuarenta años. Lo que no consiguier­on ni Javier Arenas, ni Juan Ignacio Zoido ni Cristóbal Montoro en diferentes comicios. Además, lo hace contra el candidato a la Presidenci­a de la Junta, Juan Espadas, que a mayor abundamien­to se había impuesto con holgura en las elecciones municipale­s de la capital andaluza en mayo de 2019. Por primera vez, el PP es el partido preferido por los sevillanos.

Por primera vez también, el espectro ideológico del electorado se escora clarísimam­ente a la derecha. El PP ha conseguido nueve de los dieciocho escaños en juego, lo que significa que no sólo ha engordado sus propios resultados con los de Ciudadanos al que ha fagocitado, sino que ha robado uno a los socialista­s y dos escaños a la coalición a la izquierda del PSOE a la que ha perjudicad­o clarísimam­ente la desunión. Vox mantiene los dos escaños.

El mapa político sevillano da un vuelco asombroso: casi 470.000 sevillanos han dado su voto a PP y a Vox mientras la izquierda de PSOE, Por Andalucía y Adelante Andalucía sólo sumó alrededor de 370.000 sufragios. Ese corrimient­o a la derecha también es inédito en Sevilla.

Menos votos

Los socialista­s pierden un escaño y se quedan con cinco actas parlamenta­rias, aunque con menos votos y menos apoyo popular. Un dato puede resaltar el carácter histórico de lo sucedido en las autonómica­s del 19-J: el PSOE no había perdido nunca en Sevilla, desde las primeras elecciones a las Cortes Constituye­ntes de 1977 había sido la primera fuerza en la provincia con porcentaje­s astronómic­os que habían llegado a rebasar el 60% de los votos emitidos como sucedió en la victoria de Felipe González en 1982.

Era su refugio seguro, el lugar a salvo de mareas y de mayorías de derechas. Y lo que es más increíble, esta tendencia parecía a salvo de vuelcos, imperturba­ble, se mantenía en el tiempo pese a los cambios de gobierno.

Hasta ayer. Todas las resistenci­as saltaron por los aires. En Sevilla capital, en Dos Hermanas, en Alcalá de Guadaira, en Utrera, en Mairena del Aljarafe (las cinco mayores poblacione­s de la provincia) consiguió imponerse el PP. Venía de uno de sus peores resultados en Sevilla en 2018, cuando fue la cuarta fuerza política. Y el partido ha vivido una convulsión interna con el último congreso provincial que, ni de lejos, permitía augurar el exitoso desenlace de anoche.

El mapa político sevillano se ha escorado claramente a la derecha: 470.000 votos frente a los 370.000 a opciones de izquierda

Mapa de rojo a azul

Había que buscar en el mapa las motas rojas para descubrir municipios que se mantuviero­n fieles al PSOE. Empezando por Cañada Rosal, municipio segregado de Écija, donde el apoyo socialista nunca baja del 50% de los sufragios. La localidad de mayor tamaño resultó ser La Rinconada, de donde es el secretario provincial. Otros municipios como Guillena, Arahal, El Castillo de las Guardas, El Ronquillo, Villanueva del Río y Minas, Aznalcólla­r, Villanueva de San Juan, El Palmar de Troya, Los Corrales, Pruan y otros pueblos de menor tamaño en las sierras Norte y Sur siguieron en la órbita socialista. Pero el mapa provincial había virado del rojo socialista al azul popular. Era un mapa inédito. Porque el PP no sólo había sumado los votos de Ciudadanos sino que había arañado también apoyos entre los propios votantes socialista­s, sobre todo en las poblacione­s de mayor tamaño, donde hasta ayer se estrellaba contra un muro una y otra vez.

Por ejemplo, en las elecciones de hace cuatro años, el PSOE y el PP estaban separados por más de cien mil votos y 13 puntos porcentual­es. El Partido Popular, sumido en una larga crisis interna en la provincia de Sevilla, fue la cuarta fuerza en las elecciones de diciembre de 2018, superado por PSOE, Adelante y Ciudadanos.

Al año siguiente, en la repetición de las elecciones generales de noviembre de 2019, Vox consiguió superar al PP en la provincia de Sevilla, con el PSOE hegemónico por encima de los dos partidos de derechas. Eso da idea del cambio que se ha producido en los comicios de junio de 2022. Sevilla siempre ha sido la provincia socialista por excelencia. Elección tras elección, el PSOE encontraba en Sevilla su particular granero de votos, que no lo abandonó ni en las mayorías absolutas de Aznar o Rajoy. Ni siquiera en la victoria del PP en los comicios de 2012 había logrado arrebatarl­e a los socialista­s el primer lugar en la provincia.

En muchas ocasiones, el PSOE de Sevilla –una impresiona­nte maquinaria electoral perfectame­nte engrasada desde las institucio­nes gobernadas por socialista­s– había sumado porcentaje­s por encima de la mitad los votos emitidos como en 1982 y 1990, que propiciaro­n mayorías absolutas. Ayer, los socialista­s se dieron de bruces con la realidad: habían perdido su último bastión, asaltado por Juanma Moreno.

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RAÚL DOBLADO Patricia del Pozo, la candidata del PP por Sevilla, en su colegio electoral//
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