Resultado histórico del PP que borra a la izquierda en un feudo tradicional
Más que vuelco, revolcón. Terremoto. Movimiento de placas tectónicas. Los resultados del 19J en la provincia de Córdoba dejan un panorama radicalmente distinto a ningún otro conocido. La lista del Partido Popular que encabeza el consejero de Salud en funciones, Jesús Aguirre, ha conseguido los mejores resultados en unas autonómicas alcanzado los siete escaños. Una cantidad impensable en cualquier convocatoria.
Con el escrutinio final, los populares consiguen unos 170.000 votos y un crecimiento del 22% sobre las anteriores elecciones. Para entender la magnitud de la victoria, en una provincia con una profunda implantación socialista, el PP ha conseguido superar los resultados de 2012 que entonces se consideraron un hito cuando se alcanzaron los cinco parlamentarios. Sentará a cuatro parlamentarios más de los que ha tenido en esta legislatura.
Ciudadanos, que tiene presencia en el gobierno de la capital, se convierte en fuerza extraparlamentaria.
El color del voto en la provincia, salpimentado de azul, se convierte en un inédito azul. Los populares ganaron en la capital, en la segunda ciudad en habitantes, Lucena (donde Vox se impuso en las generales), y en la poderosa red de ciudades medias: Puente Genil, Palma del Río. Los socialistas solo consiguieron victorias pírricas en localidades pequeñas como Nueva Carteya o La Guijarrosa.
Los populares se comieron la tarta cordobesa completa y hay que retrotraerse a las elecciones de 2004, en plena hegemonía socialista, para encontrar un partido que consigue siete diputados autonómicos por Córdoba. El PP se comió a Ciudadanos en su integridad, se merendó una parte relevante del voto flotante del PSOE y se zampó las expectativas de Vox.
Lo que ocurre en la izquierda cordobesa plantea un escenario delirante de cara a unas próximas generales y municipales. Los socialistas consiguieron unos 90.000 votos (unas 22.000 papeletas menos) y un 23 por ciento. Pierde un diputado de los que tenía pero se deja jirones de piel en unas elecciones montadas sobre los hombros de sus alcaldes. Uno de los más relevantes, Esteban Morales, de Puente Genil, ni siquiera consigue el escaño.
Vox, que aspiraba a llegar a los dos escaños duplicando su presencia, se encarama a la tercera fuerza. Un parlamentario para una provincia donde tenía plazas fuertes y, sobre todo, expectativas. Ha crecido, sí, unos diez mil votos sobre los 35.000 que consiguió en las anteriores elecciones autonómicas.
Y la izquierda. Por Andalucía (marca montada por Podemos e IU a toda prisa) pierde uno de los dos representantes que tenía. No habrá ningún militante de Izquierda Unida en la Cámara andaluza por la provincia natal del referente absoluto, Julio Anguita.