Alemania reabre el debate sobre el servicio social obligatorio
► El anuncio realizado por el presidente Steinmeier está ligado a la guerra de Ucrania
Los presidentes de Alemania no hacen propuestas políticas, pero FrankWalter Steinmeier se ha saltado esta norma no escrita para abrir un debate nacional sobre la conveniencia de recuperar el servicio social obligatorio. Fue abolido en Alemania en 2011 y con él la prestación sustitutoria, pero tras el ataque ruso a Ucrania tanto la conservadora CDU como el Partido Socialdemócrata (SPD) han sugerido la necesidad de una discusión sobre su recuperación.
El encargado de soltar la bomba ha sido Steinmeier, aunque ha evitado esa terminología y se ha referido textualmente a un «tiempo social obligatorio», que suena más edulcorado y no beligerante. «Se trata de la cuestión de si no sería bueno para nuestro país que las mujeres y los hombres se pusieran al servicio de la sociedad durante un cierto período de tiempo», dijo a principios de semana, «no tiene por qué ser en el Ejército, en mi opinión el tiempo de obligación social también podría hacerse en el cuidado de personas mayores, en instalaciones para discapacitados o en refugios para personas sin hogar». «Especialmente ahora, en un momento en que la comprensión de otros planes de vida y opiniones está disminuyendo, un tiempo de deber social puede ser particularmente valioso. Sales de tu propia burbuja, conoces gente completamente diferente, ayudas a los ciudadanos necesitados. Eso rompe prejuicios y fortalece el sentido de comunidad», defendió la idea, que de inmediato inspiró reacciones.
La primera en responder fue la ministra de Familia, la verde Lisa Paus, que considera que «el servicio social obligatorio significaría una intrusión en la libertad individual de cada joven». «Deberíamos seguir dando a nuestros jóvenes, que han sufrido especialmente la pandemia del coronavirus y siguen mostrando solidaridad con sus mayores, la libertad de tomar sus propias decisiones», se ha preocupado por ellos. «En lugar de solamente hackear al presidente y hablar de coerción, yo creo que es necesario abordar el tema con un poco más de serenidad», ha dicho el presidente del Consejo Federal, Bodo Ramelow, «también el Estado interviene en la vida de los niños y jóvenes con la escolarización obligatoria y nos escandalizamos por eso».
Si bien los grandes partidos políticos están evitando entrar en el debate que ellos mismos han promovido, algunas formaciones minoritarias sí toman postura, como Dietmar Bartsch en nombre de Die Linke (La Izquierda): «Lo que debería hacerse es convertir el compromiso social en algo más atractivo, pero nada de obligaciones». También desde el Partido Liberal, el ministro de Justicia Marco Buschmann ve el servicio obligatorio como una «grave usurpación de la libertad» y recuerda la «gran escasez de trabajadores calificados». «Ahí es donde tienen que concentrarse los jóvenes, no en terapia ocupacional».
Una propuesta antigua
En realidad no se trata de una propuesta nueva, sino una versión actualizada de la que hizo en 2018 la entonces ministra de Defensa, Annegret Kramp-Karrenbauer. La Bundeswehr, de hecho, implementó un programa de voluntariado (‘Tu año por Alemania’), con éxito comedido hasta el momento. Pero la principal diferencia con los debates anteriores es que la opinión pública muestra ahora más interés en la idea de Steinmeier. Según una encuesta representativa del Instituto Opaschowski para la Investigación del Futuro con sede en Hamburgo, el 66% de los alemanes apoyan dicho servicio. La idea también ha sido recibida positivamente por los jóvenes: entre los encuestados de 14 a 24 años, la proporción de simpatizantes ha aumentado desde el 22% al 59 % en comparación con 2019.
El presidente está, por tanto, estimulando un debate hábilmente ubicado en el momento propicio. Los argumentos a favor, que también cita Steinmeier, son los de siempre: más espíritu comunitario, ayuda, reducción de prejuicios y permeabilidad social, avalados por nuevos datos científicos. Un estudio sobre las consecuencias de los servicios sociales obligatorios de la Universidad de Economía y Negocios de Viena afirma que el 70% de los participantes han desarrollado habilidades sociales, más resiliencia y tolerancia a través de su servicio civil. Un informe del Ministerio de Educación alemán de 2011 arroja un resultado es similar. Sobre el terreno, jóvenes voluntarios ratifican estos datos. «Mi nota no daba para entrar en la carrera que quería y decidí esperar un año haciendo voluntariado en Cáritas», dice Gabi, que espera por fin empezar a estudiar Derecho en Berlín el próximo curso, «no me arrepiento y ha sido una experiencia que recomiendo a todo el mundo». Quienes no han tomado voluntariamente una opción de este tipo, sin embargo, ven en la obligación una amenaza. «Sería un pérdida de tiempo, yo lo que quiero es terminar cuanto antes mi formación y ganar un salario como trabajador cualificado», rechaza Emil, en una plaza de formación dual. «Me suena a que primero nos obligan a servicio social y el siguiente paso es ponernos un arma en las manos y mandarnos a la guerra, pero van de culo, no aceptaremos eso», desconfía Junus, estudiante de Peluquería.