ABC (Andalucía)

Cómo evitar que las empresas sigan utilizando sus datos

► Resulta relativame­nte sencillo encontrar en internet el teléfono, nombre y domicilio de una persona

- LUIS GARCÍA LÓPEZ

Otra llamada, la tercera del día. Un número fijo, aparenteme­nte normal, lleva intentando contactarm­e desde primera hora de la mañana, pero lo ignoro. No es la primera vez que intentan llamarme desde algún ‘call-center’ o empresa comercial para ofrecer financiaci­ón para un coche que no necesito, o cambiar las condicione­s de mi tarifa móvil. La veo venir, pero como estoy de buen humor, me arriesgo.

Efectivame­nte, me llaman de Endesa para ofrecerme una oferta con la que ahorrarme la salvaje subida en la factura de la electricid­ad, o eso dicen. Por suerte, mis gastos van incluidos en el alquiler, así que intento ser amable y explicarle que está perdiendo el tiempo conmigo, pero la comercial no cede. Saca a relucir su variado arsenal de argumentos para mantenerse en la llamada, pero ya empieza a ser irritante.

Intento ser cordial, pero insiste en que le comente la oferta a la casera, así que le sigo la corriente y cuelgo sin perder la compostura. Bloqueo el teléfono para no recibir más llamadas y sigo con mi vida, pero al día siguiente me vuelven a llamar desde un móvil, la misma comercial. Le pido que borren mi móvil de su base de datos, pero no es tan fácil. Cada cierto tiempo se suceden nuevas ráfagas de llamadas, desde distintas empresas. ¿De dónde sacan mi teléfono? ¿Por qué saben mi nombre?

Fuentes del sector que trabajan realizando este tipo de llamadas me envían una foto de la pantalla de su ordenador. En una web de nombre Inglobally aparece mi nombre y teléfono móvil asociados a mi domicilio, con las veces que ha sido consultado y el tipo de empresas implicadas. No soy el único, el portal ofrece la misma informació­n de mis vecinos e incluso sus DNI en algunos casos. Quisiera recordar las veces que acepté las condicione­s y usos de servicios y páginas web sin pararme a leerlas, pero es imposible saber en qué momento mis datos personales pasaron a ser mercancía por la que las empresas comerciale­s pagan una buena suma.

Así las cosas, existen mecanismos para evitar este tipo de prácticas y garantizar la protección de la intimidad y el correcto uso de los datos personales por parte de las empresas, como la Lista Robinson. «La condición para el uso de datos se basa en que la cesión por parte del cliente sea libre, informada, expresa y específica. Tal y como se indica en el Reglamento General de Protección de Datos de la Unión Europea 2016», señala Borja Adsuara, experto en Derecho Digital. El abogado pone énfasis en la distinción entre servicios de pago y gratuitos en lo relativo a la cesión de los datos.

Cuando una empresa realiza un servicio de pago, como dar de alta una línea de teléfono, solo puede recabar unos datos mínimos, imprescind­ibles para el servicio. En ningún caso puede cederlos a terceras empresas.

La situación cambia cuando utilizamos servicios gratuitos como el buscador de Google o aplicacion­es para el móvil. En este caso, la empresa interesada recaba los datos del cliente como moneda de pago o contrapres­tación del servicio y, en ocasiones, pide más datos de los que necesita. Sin embargo, en las condicione­s de uso debe quedar estipulado el fin con el que las empresas utilizarán dichos datos y, en su caso, si los cederá a terceras empresas. El problema surge cuando no se especifica con claridad. «En este caso, se estaría incumplien­do el reglamento, porque no sería un consentimi­neto válido, al no ser informado, expreso y específico y, por tanto, tampoco libre. Lo que implica una vulneració­n de los derechos del ciudadano» afirma Adsuara.

Datos que se pueden ceder

La política de protección de datos en España está regulada por ley. Lo que se protege no son los datos, sino la intimidad del titular de los mismos. Si una empresa utiliza datos personales, es decir, asociados a una persona física a través del nombre, apellidos o DNI sin consentimi­ento, entonces se trataría de una violación de su intimidad. «El término no es casualidad, porque es similar a una violación de la intimidad física y funciona igual que una violación de la intimidad física en la que, además de un cuerpo, se viola el consentimi­ento y la libertad de la víctima», dice Adsuara.

Más allá de los datos personales, los denominado­s datos segmentado­s (disasociad­os) se pueden comerciali­zar, ya que el proceso de anonimizac­ión hace imposible identifica­r a una persona concreta. Un ejemplo es la compra de datos que realizó en 2019 el Instituto Nacional de Estadístic­a a las operadoras de telecomuni­caciones para estudiar tendencias.

Del mismo modo, empresas como Google o Facebook pueden ceder a los anunciante­s datos disasociad­os y segmentado­s (en ningún caso personales) para que la publicidad dirigida a ellos se ajuste a las búsquedas que realiza el usuario.

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// ABC Una mujer atiende una de las insistente­s llamadas de empresas comerciale­s

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