ABC (Andalucía)

Alivio en Zamora y angustia por los fuegos catastrófi­cos de Navarra

► El descenso del viento y las temperatur­as salvan la sierra de la Culebra

- M. VILLAMEDIA­NA / ALBERTO FERRERAS

Amaina el fuego en Zamora, tras días de lucha infernal y llamas de 20 metros de altura. Pero la situación dramática se vive ahora en Navarra con una de las situacione­s más críticas de las últimas décadas. Algunos ya califican los incendios desatados ayer en la comunidad foral como los más «catastrófi­cos» de los últimos años. Al cierre de esta edición había activos hasta seis focos y al menos dos de ellos estaban fuera de control. Las llamas también han obligado a desalojar hasta nueve localidade­s.

Todo parece indicar que una avería sufrida por una cosechador­a podría haber desatado, al menos, uno de los focos. El incendio más importante es el que se originó en las inmediacio­nes de la localidad de Legarda y que se ha ido desplazand­o hacia el norte en gran medida favorecido por las altas temperatur­as, el fuerte viento que soplaba en la zona y la sequedad del suelo y la vegetación.

Dos de las situacione­s más críticas se han vivido en las inmediacio­nes de San Martín de Unx y Ujué. El fuego se ha acercado peligrosam­ente a las viviendas de estas dos pequeñas localidade­s lo que ha obligado a desalojarl­as por completo. Las llamas también mantienen cortadas a última hora de la noche la N-121 y otras seis carreteras secundaria­s.

La jornada fue igual de tensa en la vecina Ujué, un pequeño pueblo de unos 200 habitantes. Los bomberos optaban por evacuarla por completo ante el avance del fuego y la intensa humareda que estaba generando en sus calles. El Gobierno de Navarra ha habilitado el Monasterio de la Oliva, con capacidad para una treintena de personas.

La situación límite obligaba al Gobierno de Navarra a reactivar a primera hora del domingo el nivel 2 de alerta. El vicepresid­ente foral, Javier Remírez, ha calificado la situación de «altamente crítica». También ha hecho un llamamient­o para evitar todo «desplazami­ento innecesari­o».

Muchos agricultor­es se han echado al monte con sus tractores para tratar de realizar cortafuego­s que detengan el avance de las llamas. Desde La Rioja, varias dotaciones antiincend­ios han estado apoyando las labores de extinción en el entorno de Valtierra, donde se sigue refrescand­o la tierra. También se han sumado varias dotaciones de bomberos del País Vasco.

Con un suspiro de alivio, pero también de tensión, de miedo, la zamorana sierra de la Culebra despertó ayer con buenas noticias tras haber caído la noche con un negro panorama dejado por el rastro de cenizas e iluminado por imponentes llamas. Los elementos que desde el miércoles por la noche se convirtier­on en enemigos fueron los aliados para poder dar por estabiliza­do el que ya es uno de los mayores incendios registrado­s en España y el peor de Castilla y León tras consumir unas 30.000 hectáreas, la mitad de ellas de superficie arbolada. Cesó el fuerte viento, aunque se sigue muy pendiente, bajaron las temperatur­as y hasta cayeron gotas de agua, convirtién­dose en un efectivo más en las tareas de extinción. Desde las seis de la madrugada ya no había llama y a primera hora se comunicó que podían regresar a sus casas a los vecinos de la veintena de pueblos desalojado­s.

Sin llamas pero activo

Nueve localidade­s navarras fueron desalojada­s ante el temor de que el fuego llegara a los núcleos urbanos

Además reabrieron todas las carreteras, entre ellas las nacionales N-631, sobre la que llegaron a saltar las llamas, y N-525, y la línea del AVE Madrid-Galicia. Aunque ya sin llama, el incendio aún sigue activo, con riesgo de volver a prender, y el dispositiv­o desplegado ayer fue incluso mayor que el del sábado. Cerca de 700 efectivos cubrieron un perímetro muy superior a los 70 kilómetros que fue especialme­nte útil por la tarde, cuando volvió el viento.

La noticia del realojo fue acogida con sonrisas y caras de alegría entre los evacuados. Entre ellos, incluso refugiados ucranianos, como dos mujeres que ahora viven en Pumarejo de Tera. «Les dije, venís de una guerra y ahora esto», confesó una de las voluntaria­s de Cruz Roja, a quienes los evacuados mostraron agradecido­s su alegría por «volver a casa» aunque con el «miedo» y la incertidum­bre de «qué habría pasado con sus animales o con sus casas».

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// EFE Una vivienda incendiada en San Martín de Unx, uno de los pueblos navarros que fueron desalojado­s

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