ABC (Andalucía)

Verstappen anula el sueño de Sainz

El español no logró adelantar al campeón del mundo en las últimas quince vueltas. Alonso, séptimo

- JOSÉ CARLOS CARABIAS

El gran premio que alentaba la esperanza de los pilotos españoles, la carrera que anunciaba a un Alonso renacido y a un Sainz con coche y cuajo, se la lleva Verstappen por hegemonía y talento. En Montreal lo intenta Sainz, quince vueltas en persecució­n del campeón del mundo, la vida en cada curva, exigente hasta el final. Es un esfuerzo denodado pero sin recompensa. Se resiste su primera victoria en la Fórmula 1. Tan cerca y tan lejos a la vez. Alonso acabó séptimo, de nuevo con mala suerte, enojado con su equipo e investigad­o por una maniobra ante Bottas.

Hay que frotarse los ojos para digerir la formación de la parrilla en el circuito Gilles Villeneuve. Fernando Alonso, segundo, y Carlos Sainz, tercero, a la caza del campeón del mundo Max Verstappen. Es la consecuenc­ia de una revolución que sucedió hace más de tres lustros, cuando el campeón asturiano coronó la Fórmula 1, descubrió este deporte para el gran público en España y un zagal como Carlos Sainz se animó a seguir su estela y a soñar con ser un día campeón del mundo.

Alonso y Sainz se respetan en la salida, como se respetan en la vida. Discuten con fe, pero no con saña en la puesta de largo de la carrera de Canadá. Montreal es una pista propicia a la cacharrerí­a y el alboroto, pero nada se altera en la estampida de los bólidos. Verstappen ha puesto de lado el Red Bull para coger más impulso, Alonso no sale bien y Sainz no consigue atrapar a su amigo. El trío se adentra en el Gilles Villeneuve, un circuito que abrasa los frenos y concede licencia para mejorar la suerte.

Pronto queda KO uno de los candidatos a emergente. ‘Checo’ Pérez, quien debía progresar lo mismo que Leclerc, frena su Red Bull y los españoles se quedan con un enemigo menos. Verstappen sorprende al cambiar ruedas muy pronto, vuelta 10, pero siempre queda la certeza de que Red Bull cuenta con grandes estrategas en los garajes.

Durante unas cuentas vueltas, el aficionado español se da el gusto de deleitarse con la clasificac­ión, Sainz primero y Alonso segundo. El Ferrari tiene más ritmo que el Alpine y al madrileño le ha costado nada rebasar al asturiano con el DRS. La carrera, como siempre en Canadá, no da tregua. Otro virtual por accidente de Mick Schumacher otorga la opción a todos lo pilotos de entrar gratis a cambiar gomas, sin perder posición. A todos, menos a Alonso. El coche de seguridad virtual desaparece justo cuando él va a entrar en el box. Por ahí cede su oportunida­d de soñar con el podio. La carrera parece decidida entre Verstappen y Sainz, los dos con mejor ritmo, con los Mercedes al acecho. Alonso sale séptimo del garaje Alpine.

Sainz empieza su trabajo de hormiga, curva a curva, giro a giro, sin desfallece­r, regular, sin volverse loco, pero sólido. Su horizonte son los neumáticos duros de Verstappen, que no pueden durar 60 vueltas en una pista tan exigente. Entra el holandés a cambiar de nuevo las ruedas, giro 44, y Sainz lidera al fin el gran premio.

Tampoco sus ruedas grises van a durar hasta el final, Verstappen le come dos segundos por vuelta. Otro coche de seguridad por accidente de Tsunoda le otorga una última opción. Cambia el calzado de su Ferrari, pone ruedas duras y se queda justo detrás de Verstappen, en el mismo segundo, todos apretados.

Sainz tiene quince vueltas para coronarse y un campeón del mundo delante de su casco. El episodio es emocionant­e porque Hamilton no tiene ritmo para perseguir a la pareja y el mano a mano se presenta apasionant­e. Sainz frena tarde en la curva 10, la que se toma a 70 por hora, se echa encima de Verstappen, pero el neerlandés sale disparado, más tracción, más velocidad en la recta. Sainz acciona el DRS, se acerca, llega a su estela, pero le falta un golpe de timón para cambiar la tarde.

Y así, una vuelta detrás de otra, el mismo paisaje, Sainz a menos de un segundo, el DRS activado, la presión sobre el campeón del mundo y nada. Sin resultado. Verstappen no comete un error, no se puede esperar que lo haga. Es un campeón. Sainz no deja de intentarlo, pero la jerarquía de Verstappen se impone. No hay premio para el español, lo intentó y no lo consiguió. «Faltó poco», le animan desde el box. Pero Sainz no puede evitar una ligera decepción en el rostro.

Carlos Sainz: «Ser el coche más rápido en carrera y no ganar siempre duele un poco más. Yo lo he dado todo»

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// AFP Verstappen taponó a Carlos Sainz en las últimas quince vueltas del Gran Premio de Canadá

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