Ataúdes en procesión
Los peregrinos sacan en féretros a quienes han escapado de la muerte gracias a la hermana de Lázaro
La tradición se remonta a la Edad Media y congrega a miles de visitantes
Cada 29 de julio los habitantes de As Neves, una localidad de Pontevedra cercana al Miño, suben al santuario de Santa Marta de Ribarteme, hermana de Lázaro y patrona de los desahuciados. Una tradición que se remonta a la Edad Media y que congrega a miles de visitantes en este templo en el que se venera una imagen de la santa, de la que también hay una estatua exterior en la que aparece representada con un cáliz y un hisopo en sus manos.
Santa Marta es sacada en procesión en la romería a la que acuden los enfermos curados de gravísimas dolencias por su intercesión. El Evangelio dice que Jesús frecuentaba la casa de Marta en Judea, donde era recibido con hospitalidad. El hijo de Dios hizo el milagro de resucitar a Lázaro, su hermano. Tras la Crucifixión, Marta tuvo que abandonar su tierra y recibió el don de restituir la salud a quienes se hallaban a las puertas de la muerte. Su primer milagro fue devolver la vida a un ahogado.
Lo que convierte en peculiar la festividad es que cada año hay en esta celebración un desfile de ataúdes en el que los enfermos sanados son llevados en su interior por familiares y amigos. Puesto que los féretros están abiertos, suelen ir protegidos con sombrillas y pañuelos para evitar la insolación.
El número de ataúdes es variable, pero lo habitual es que oscile entre media y una docena. Otros peregrinos deudores de la santa acuden ataviados con sotanas de gasa y velones. A lo largo de la mañana de ese día, se ofician misas en el santuario, mientras se confiesa a quienes desean obtener el perdón de los pecados. También es posible ver a penitentes que dan vueltas de rodillas al perímetro de la iglesia. La procesión concluye con la vuelta de la santa al altar del recinto, acompañada por los ataúdes.
En el exterior del santuario, se venden cirios y exvotos de cera que representan las diversas partes del cuerpo, que son ofrecidos a Santa Marta. También la festividad tiene un componente gastronómico, ya que se montan tenderetes para vender los productos típicos de la comarca del Condado.
En el verano de 2020, durante la pandemia, el párroco de Santa Marta había decidido trasladar la imagen a un altar lateral y restringió la celebración de la fiesta, lo que motivó una rebelión popular, ya que ni siquiera un incendio hace casi un siglo impidió que los habitantes de As Neves sacaran a la santa en procesión.
La tradición de agradecer a Jesús o a algún santo la cura de una enfermedad grave está bastante arraigada en la zona. El escritor y periodista Carlos G. Fernández, estudioso de la Galicia mágica, cita diversos lugares en los que se conmemoran este tipo de salvaciones milagrosas.
En concreto, se refiere a la procesión del Nazareno en A Pobra de Caramiñal (La Coruña), donde tiene lugar cada año la celebración de Las Mortajas. Los enfermos llevan sus ataúdes hasta las puertas del templo. Allí esperan la salida de la imagen de Cristo. Si quien se ha escapado de la muerte es un adulto, el féretro es negro. Si es un niño, el color es blanco.
Ello remite a una vieja leyenda del siglo XV. El alcalde de la villa hizo detener a cuatro forajidos que asaltaban a los peregrinos y les condenó a ser ejecutados en la plaza pública. Pero la pena se aplazó porque el alcalde se puso gravemente enfermo. Al borde la muerte, él y su familia pidieron la intercesión del Nazareno, que le concedió la vida. En agradecimiento, el regidor sacó la imagen en procesión, sostenida por los hombros de los cuatro presos indultados.
Al igual que sucede en As Neves, hay muchos vecinos de Pobra que acreditan haber sido curados de sus dolencias por el Nazareno. Las dos festividades tienen en común la creencia en la resurrección y el poder de la fe, que late en las tradiciones, vinculadas a viejos cultos paganos, de muchas aldeas y pueblo gallegos.