Orgullo rojo
«Presidente, ¿te hacemos el pasillo como aquella vez en Moncloa?»
Ejecutiva Federal del PSOE. Mañana posterior a las andaluzas. Se sienta Pedro Sánchez. Mentón prominente, mandíbula apretada, mechoncito canoso bien estudiado en el flequillo. Todo, conforme al marketing oficial. Caritas de funeral para la foto y que nadie sonría. Sin expresar compunción, sin exteriorizar desolación, pero serios. Nadie se atreve a abrir fuego en este PSOE laminado y autocensurado. La consigna es disimular el cabreo, enfriar la tensión, modular la respuesta. Lastra, Adri, vestida de lunes negro, ofrece la tesis oficial. No hay debacle, no hay autocrítica, no hay extrapolación a futuras elecciones generales… Que parezca un accidente. Toca seguir rindiendo pleitesía al líder.
«A ver compañeros, no se me interprete como una crítica, solo faltaría. Pero algo de autocrítica deberíamos hacer para…». Es interrumpido. «Nada de autocrítica, nosotros solo repensamos». «Bien, bien… perdón. Digo, y no es por hurgar ni tocar la moral a nadie, compañeros, que meditemos sobre los errores cometidos, reflexionar…». «Compañero, eso ya es autocrítica, traspasas la línea». «No fastidies Adriana, es un descalabro…». «No lo entiendes, no hay descalabro. Pedro no se descalabra. Es resiliente». «Bien compañeros –interrumpe otro–, si no podemos reflexionar, debatir, criticar, o autocriticarnos…». «Empiezas mal –vuelve a cortar Adri–. Vas directo hacia la queja y la desaprobación, y eso sí que no». «A ver si acierto para que nadie se ofenda. Vale, decimos que los resultados no son pésimos, solo que son mejorables y no extrapolables, y que el candidato no ha tenido tiempo, y que Juanma gana porque Pedro le ha dado los fondos europeos, entendido. Pero habrá que hacer, no sé, análisis, apreciaciones, comentarios…». «Peligroso, compañero. Vas hacia la censura». «Joder». «No, ni de coña, eso ya es más reproche y reprobación. Siguiente». «Si no podemos criticar nada, me limitaré a hacer un ejercicio de introspección. Presidente, lo digo sin acritud, y solo con ánimo de serena ponderación». Aprobación altiva de Adri. «Con talante constructivo, con propósito regenerador…, ¿nadie ve aquí, presidente, que generas un rechazo visceral? Yo no lo entiendo, porque es verte y enamorarse. Pero ¿recuerdas el día que dijiste a Casado aquello de ‘hola, me llamo Pablo y he perdido cinco elecciones en un año año?’». «¡Date por expedientado! Siguiente». «Es un lunes como Dios y yo solo vengo a felicitar al presidente. Esto es cosa de Espadas, que parece del PP. Ha sido un leve bache que superaremos con la unión del orgullo rojo». Alguien por fin dice la verdad. Fin de la Ejecutiva, y el rey, desnudo. «Presidente, ¿ponemos un Consejo de Ministros el sábado y te hacemos el pasillo como aquella vez en Moncloa? Quedó bonito».