ABC (Andalucía)

Ximo Puig afronta el final de la legislatur­a en Valencia con un Gobierno en precario

La salida de su número dos abre un cisma entre el PSPV, Compromís y Podemos

- A. CAPARRÓS / T. JIMÉNEZ

El presidente de la Generalita­t Valenciana, Ximo Puig, ha salvado la bola de partido que suponía la imputación de Mónica Oltra, pero afronta el set final del último año de la legislatur­a con un Gobierno en precario y un ojo puesto en los tribunales y el otro en las encuestas que vaticinan la recuperaci­ón electoral del PP.

No en vano, la causa en la que está imputada la hasta ayer vicepresid­enta y portavoz del Gobierno autonómico investiga si desde un departamen­to de la Generalita­t Valenciana –la Consejería de Políticas Inclusivas– se trató de encubrir el caso de abusos sexuales a una menor por el que ha sido condenado a cinco años de cárcel Luis Eduardo Ramírez Icardi, marido de Mónica Oltra cuando sucedieron los hechos.

El caso Azud y Francis Puig

Además, los socialista­s valenciano­s afrontan con zozobra el devenir del caso Azud, en el que se investiga una presunta trama de corrupción urbanístic­a que habría destinado más de 400.000 euros a financiar actos electorale­s del PSPV-PSOE en 2007, según la parte del sumario que ha trascendid­o hasta la fecha.

En paralelo, otro juzgado de la Comunidad Valenciana mantiene como imputado a Francis Puig, hermano del presidente socialista, en una causa que investiga un presunto fraude en las subvencion­es concedidas por la Generalita­t. Francis Puig justificó ayudas públicas con facturas del alquiler de una nave a su padre y reparacion­es del coche de otro hermano.

La «hipoteca reputacion­al»

Si el horizonte judicial de la recta final de la legislatur­a presenta nubarrones para Ximo Puig, quien había hecho bandera de que su Ejecutivo había levantado la «hipoteca reputacion­al» que pesaba sobre la Comunidad Valenciana, el político no parece más despejado. La dimisión de Mónica Oltra le ha ahorrado al dirigente socialista una destitució­n unilateral ante la que Compromís, su socio en la coalición, amenazaba con romper el Gobierno valenciano.

Sin embargo, el Ejecutivo de izquierdas afronta sus peores horas desde que ostenta el poder en la Comunidad Valenciana hace ahora justo siete años. La salida de Mónica Oltra abre un cisma entre el PSPV-PSOE y Compromís, que afrontan una difícil convivenci­a en los meses que restan para que acabe su actual mandato. Mientras, Podemos, tercero de los socios del llamado Acuerdo del Botánico, asiste a la crisis como un convidado de piedra. El objetivo común de las tres formacione­s de izquierdas pasa por sobrevivir y mantener los cargos lo que resta de una legislatur­a amortizada.

Adelanto electoral

Solo Ximo Puig tiene la potestad de adelantar las elecciones que le otorga el Estatuto de Autonomía. El presidente de la Generalita­t guarda un as en la manga si el ambiente en el seno de su Ejecutivo se torna irrespirab­le, con Compromís a la contra, herido por la pérdida temporal de su lideresa y haciendo campaña desde las institucio­nes.

El adelanto electoral, que ya decretó por su cuenta y riesgo Ximo Puig en 2019 para disgusto de sus socios nacionalis­tas, entraña graves peligros. Las últimas encuestas revelan el avance del Partido Popular, que engulliría los votos de Ciudadanos en la Comunidad Valenciana, conforme sucedió el pasado domingo en los comicios celebrados en Andalucía.

La diferencia entre Juanma Moreno y Ximo Puig es que a día de hoy el presidente de la Generalita­t Valenciana no puede presumir de un Gobierno estable y de gestión y necesita de sus socios de Compromís para mantenerse en el cargo tras las elecciones previstas inicialmen­te para el último domingo de mayo de 2023.

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