Holanda se une a Alemania y Austria en su propuesta de resucitar el carbón
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Aunque todavía no hay cuellos de botella en el suministro, la situación podría deteriorarse rápidamente debido a las reducciones de las entregas por parte de Rusia, ha justificado el ministro de Energía holandés, Rob Jetten, la decisión del Gobierno de activar el nivel de alerta temprana del plan de emergencia, que implica que las centrales eléctricas de carbón volverán a funcionar a plena potencia al menos hasta finales de 2024. Como medida para reducir sus emisiones de CO2 dañinas para el clima, el Gobierno holandés había limitado la utilización de estas plantas de energía al 35% y preveía una retirada progresiva del funcionamiento que ahora se alejan en el horizonte. El gas que se ahorre a partir de ahora gracias al aumento de la electricidad producida a base de carbón no pasará de inmediato a formar parte de la red, sino que irá destinada en primer lugar a rellenar las reservas de cara al invierno. Este movimiento significa un paso atrás en la lucha por la protección del clima que Jetten ha explicado alegando que «el riesgo de no hacer nada es demasiado grande».
Rusia dejó de suministrar gas a Holanda en mayo. Por el momento, el Gobierno prefiere no reiniciar la producción de sus propios campos de gas en Groningen, en el noreste. Debido a numerosos terremotos, la producción allí se había reducido drásticamente y está previsto que se detenga a partir de 2023. Solo «como último recurso» se está considerando bombear más gas nuevamente, ha dicho el ministro. Tal crisis podría surgir en caso de cuellos de botella importantes o si el suministro en Alemania se vuelve problemático.
También el Gobierno de Austria ha anunciado la reapertura de una planta de carbón. Se trata de la central térmica de Mellach, ubicada en el sur, una operación en la que participará el grupo
El gas que se ahorre a partir de ahora se destinará, en primer lugar, a rellenar las reservas de cara al invierno
Verbund, principal proveedor de electricidad en Austria. El objetivo es que «en caso de urgencia, pueda producir de nuevo electricidad a partir del carbón», ha anunciado la Cancillería austríaca. La planta de Mellach cerró en 2020, para contribuir al objetivo gubernamental de producir el 100% de la energía a base de fuentes renovables en 2030. Austria también ha decidido aumentar sus reservas estratégicas de gas en un 58,7%, hasta cubrir por completo el consumo de, al menos, dos meses de invierno.
Estos países siguen la senda marcada por el Gobierno alemán. El ministro alemán de Economía y Clima, el verde Robert Habeck, ha explicado que «para reducir el consumo de gas, es necesario usar menos gas en la producción de electricidad». Alemania deja así en segundo plano la defensa del clima, después de que la semana pasada anunciase la rusa Gazprom un recorte del 70% del gas que suministra a los operadores alemanes a través del gasoducto Nord Stream 1, alegando un problema técnico que la Agencia de Redes alemana califica de «excusa falsa» y Berlín entiende como una «medida política».
En este marco, el Gobierno permitirá de nuevo el uso de centrales de carbón llamadas «de reserva» ante el «agravamiento» de la situación del mercado gasístico. Aunque la recuperación de las centrales térmicas de carbón es presentada por el Gobierno alemán como medida provisional, Habeck subraya que «no podemos hacernos ilusiones, estamos ante una prueba de fuerza con Putin que no acabará de un día para otro». El nuevo paquete de medidas incluye además un sistema de «subastas» para la venta de gas a las industrias. Frente a la urgencia de la situación, el Gobierno alemán hace hincapié al mismo tiempo en el ahorro de energía. «Cada kilovatio cuenta», insiste el ministro.