El COE da el carpetazo y retira la candidatura de los Pirineos
Se confirmó lo que era un secreto a voces. No habrá candidatura de los Pirineos para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2030. Así lo confirmó ayer el presidente del COE, Alejandro Blanco, en una detallada rueda de prensa en la que el dirigente mostró su pesar por el proyecto fallido y por la falta de entendimiento entre Cataluña y Aragón durante su construcción, aunque señaló a Javier Lambán, presidente de Aragón, como la figura que ha desestabilizado las conversaciones para que la candidatura llegase a buen puerto. Pese al fiasco, Blanco abrió la puerta a que tanto Cataluña como Aragón presenten candidaturas individuales para futuros Juegos de Invierno, aunque no para 2030.
«Hemos destrozado la candidatura en casa. Era un proyecto que pretendía unir, que partió desde la sociedad, no desde la política. Al final, este proyecto deportivo ha derivado en enfrentamientos políticos importantes basados en mentiras, intereses y suposiciones. Nuestros rivales deben ser otras candidaturas, no nuestras propias desavenencias. No podemos materializar el proyecto en el que tanto llevábamos trabajando. La candidatura conjunta no existe. Abrimos la posibilidad de que si uno de los dos implicados quiere presentar en el futuro una candidatura única, será estudiada por el COE», señaló Blanco.
Lo que debía ser una muestra de unidad ha acabado por evidenciar que la brecha política en España no tiene límites, incluso en el deporte. La candidatura de los Pirineos para los Juegos Olímpicos de 2030 comenzó a empantanarse hace más de un año, cuando el socialista Javier Lambán, presidente de Aragón, rompió el tablero al entender que el COE estaba beneficiando en el reparto de deportes y sedes a Cataluña, el otro organizador de la propuesta. Desde entonces, la guerra pasó al plano público. El COE llegó a acusar a Lambán de torpedear la propuesta por «anticatalanismo» y por «intereses electorales» (hay elecciones el año que viene en Aragón), mientras que el presidente autonómico argumentó que la idea de unos Juegos unitarios se había roto por el camino por el supuesto trato de favor hacia Cataluña.