El opio del pueblo
Esta calma chicha ante el desastre económico me recuerda al silencio que acompaña a la retirada del mar antes del tsunami
HACE unos años se emitía una cuña radiofónica que reproducía la conversación entre una agente de turismo y un hombre deseoso de disfrutar sus vacaciones de verano. El presupuesto estaba ya sobre la mesa. —¿Qué destino desea?
—¡Bora Bora!
—¿Y qué tal ir de camping camping?
Durante mucho tiempo mi hermano y yo usamos jocosamente la expresión ‘camping camping’ cada vez que nos veíamos abocados a lo cutre por pringados. Este año fantaseo con la idea de que mis hijos duerman unos días en una tienda de campaña, pero no cuadran las cuentas. Esto es un poco como lo del mileurismo, que a los indignados del 15-M les sabía a miseria y hoy mataría por ese sueldo cualquiera de los que engrosan las cifras del paro.
Todo esto afecta, por supuesto, a la convivencia. Ayer, sin ir más lejos, tuve una discusión con mi marido. Últimamente ha tenido la feliz idea de que sigamos series que están todavía en emisión. Un capítulo nuevo cada semana. Oye, así no se puede. Manuel –le dije–, ¿no comprendes que necesito ver todos los episodios que mi ansiedad reclame? ¿Qué pretendes, que acabe saliendo a protestar a la calle porque nos ahogan las facturas, la gasolina y la cesta de la compra?
Ahora, por suerte, está todo el mundo más tranquilo: el PP ha reventado al PSOE en Andalucía. «No quepo en mí de contento», nos transmite entre líneas cada columna de opinión, cada editorial, cada tertulia radiofónica. Resulta imposible aguar la fiesta de la democracia: augura un futuro cambio de gobierno nacional, nos invita a hacer nuestra la victoria de Moreno como cuando gritamos «¡vamos, Rafa!». Las risas y chistes que nos pone en bandeja la izquierda son inagotables y, además, Oltra ha caído en Valencia.
Y a mí me pasa un poco como al del chiste aquel que nos recuerda que un pesimista es sólo un optimista bien informado. Esta calma chicha ante el desastre económico que está a la vuelta de la esquina me recuerda al silencio que acompaña a la retirada del mar antes de que se desencadene un tsunami. Todavía quedan meses de Gobierno socialista, ejecutivo que ha demostrado con creces que es capaz de superarse a sí mismo cada día, y no precisamente para mejor.
¿Qué ocurrirá cuando gobierne el PP? En el mejor escenario, las gentes continuaremos tragando, con mayor o menor paciencia, este descenso generalizado de capacidad adquisitiva. En el peor, tendremos huelgas generales, mareas y fiestecitas callejeras varias día sí, día también. Esto durante cuatro, acaso ocho años, hasta que comience de nuevo el ciclo y el PSOE nos hunda de nuevo en la miseria a todos. Lo dejo aquí, voy a ver si encuentro alguna serie en ‘streaming’ con todos los capítulos a mi disposición.