El partido del pueblo
JUAN Manuel Moreno Bonilla es conocido por su sobrenombre artístico o profesional desde que ganó las elecciones, que eso dependerá de lo que cada uno piense de él. Lo que está haciendo Juanma Moreno en esta Andalucía que mira su propia historia con ojos deseosos de renovarla, es algo digno de que algunos le demos algo más que una pensada. En su medido, aunque hubieran pasado un día y medio de su sorprendente victoria electoral, discurso ante el partido enfervorizado, dijo algo con voluntad para no pasar desapercibido. Algo que traerá cola, si no la está trayendo ya entre aquellos dirigentes que trascienden su propio peso en la organización. Y es que el Partido Popular tiene la firme vocación de ser «el partido del pueblo».
Su triunfo personal le ha dado a Juanma -llamémosle así- el necesario giro que precisaba la antaño esclerotizada toma de decisiones en el partido. De momento, Feijoo ha salido ganando con su apuesta por los dos líderes del partido en Andalucía que se había comprometido a llevarse a Madrid. Por un lado, es prácticamente unánime la valoración de Elías Bendodo, que ha perdido a su padre al mismo tiempo que ha ganado el poder para su partido. La vida y la política unidas. Por el otro, es curioso el papel que irá a desempeñar Juan Bravo en la oculta fontanería del poder: hay que estar preparados para el momento que, tarde o temprano, está por llegar.
Todo lo dicho está muy bien, pero para poder llevar a cabo su proyecto, Juanma Moreno se ha planteado como premisa un enunciado que va mucho más allá de su propia enumeración. Para gobernar, es fundamental entender Andalucía. Aquí tiene tarea puesta para los próximos cuatro añitos. Entender lo que quiere el pueblo andaluz es fundamental para esta vieja tierra que era, ¡ay!, de señores y trabajadores. Hay que estar muy despierto para saber qué necesita en esas cuestiones fundamentales un gobierno de progreso: por favor, empecemos a nombrar las cosas por lo que significan, y dejemos a un lado los apriorismos interesados. Una vez puestas las bases necesarias para la elaboración de un proyecto común, hagámoslo. Pero todos, y en serio. Sin que nadie falle. Esa es la única manera de salir del subdesarrollo.
La nueva política tiene sus bases sólidas, y bien dispuestas, con el dúo que conforman Feijoo y Moreno. El primero busca el poder para situar a España en el lugar que le pide a gritos su propia historia, en el sitio del que no se puede mover por la incapacidad de los nacionalistas de nuevo cuño. El segundo ya ha conseguido lo que buscaba, si bien el camino puede ser largo y no demasiado cómodo para sus intereses generales. Han conseguido darle la vuelta a su partido, y ahora les queda por hacer lo mismo con el país. Las cosas han cambiado, y de qué manera. Siempre debe prevalecer lo que ha visto Juanma Moreno en el aire disperso de la noche. Para vencer, tienen que ser el partido del pueblo. De ellos depende.