El cazador de fósiles que encontró a Lucy
El hallazgo en 1974 de los restos de la australopiteca que caminaba erguida, supuso un antes y un después en el conocimiento de la evolución humana
El paleontólogo francés Yves Coppens, uno de los descubridores de la célebre australopiteca Lucy, murió este miércoles a los 87 años tras una larga enfermedad. Los restos fósiles, los más famosos del mundo, fueron recuperados en el desierto de Afar, en Etiopía, durante una expedición internacional. Pertenecían a una hembra de unos 20 años de australopithecus afarensis que ya caminaba erguida hace más de tres millones de años. Este hallazgo supuso un antes y un después en el conocimiento de la evolución humana y arrojó luz sobre cuándo y cómo comenzamos a caminar sobre dos piernas.
El ‘cazador de fósiles’ inició sus expediciones en los años 60, en Argelia y Chad. En 1967 descubrió el fósil de un homínido de 2,6 millones de años en el valle del río Omo, en Etiopía. Pero fue en 1974 cuando su carrera quedó marcada para siempre al desenterrar a Lucy junto su amigo geólogo Maurice Taieb y el paleoantropólogo estadounidense Donald Johanson.
Las búsquedas en Afar permitieron exhumar 52 fragmentos óseos –el fósil de homínido más completo jamás hallado hasta entonces–. Los científicos lo apodaron Lucy, en referencia a una canción de los Beatles que solían escuchar mientras trabajaban, ‘Lucy in the Sky with Diamonds’. Por ser bípeda, esta pequeña homínida de un metro de altura y 27 kilos de peso fue considerada durante largo tiempo como la ‘abuela de la humanidad’, algo que Johanson sigue pensando. Pero para Coppens y otros paleontólogos, se trata más bien de una ‘prima lejana’ de nuestra especie.
Coppens, que se presentaba como uno de los ‘papás’ de Lucy, realizó otras expediciones en Filipinas, Indonesia, Siberia, China y Mongolia. Fue codescubridor de seis homínidos. Sin embargo, su nombre ha estado inconfundiblemente ligado al de Lucy. «Para los jóvenes, Lucy fue como una amiga cercana; hizo que la gente conectara con la prehistoria (...) El caso es que Lucy se convirtió en todo un símbolo», reconocía en una entrevista concedida a ABC durante una visita a Barcelona en 2018.
En la misma entrevista, Coppens explicaba que lo que hoy conocemos como género homo apareció «como una suerte de respuesta al cambio climático». Cuando el clima pasó de húmedo a muy seco los prehumanos, Lucy por ejemplo, cambiaron en tres aspectos. «Cambiaron la respiración y bajó la laringe, que es donde se instala el lenguaje articulado; los dientes empezaron a ser diferentes porque había menos vegetales y el homo se hizo omnívoro, empezó a comer carne; y el cerebro empezó a recibir más sangre. Así, si la humanidad empezó a pensar más y mejor fue para adaptarse», explicaba.
Coppens nació el 9 de agosto de 1934 en Vannes (noroeste de Francia). Su padre era físico nuclear pero el niño encuentra rápidamente su propia vocación. «A los 6 o 7 años ya me fascinaban las cosas antiguas», contaba en el mismo encuentro con ABC.