ABC (Andalucía)

La sentencia del aborto en EE.UU. siembra la duda en otros derechos

El matrimonio entre personas del mismo sexo o el uso de anticoncep­tivos tienen el mismo «tejido constituci­onal» que ahora ha tumbado el Supremo

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

La sentencia del Tribunal Supremo de EE.UU. del viernes sobre el aborto ya tiene efectos inmediatos en el país: varios estados tenían leyes restrictiv­as listas para entrar en vigor el momento en el que el alto tribunal tumbara el precedente establecid­o desde 1973 con la decisión ‘Roe v. Wade’, que protegía la interrupci­ón voluntaria del embarazo hasta la viabilidad del feto como un derecho constituci­onal.

Otros estados también han mostrado su intención de legislar en sentido restrictiv­o –se calcula que la mitad del país tendrá leyes con las que se prohíbe o restringe al máximo el aborto–, después de que el alto tribunal decidiera que la regulación del asunto debe estar al arbitrio de los estados, es decir, de los representa­ntes elegidos por sus votantes en cada territorio.

Los efectos de esta sentencia histórica, que sacude la sociedad y la política de la primera potencia mundial, van mucho más allá del aborto. De forma inmediata, muchos empezaron a cuestionar qué impacto tendrá en otros derechos individual­es fundamenta­dos en la misma arquitectu­ra legal de ‘Roe v. Wade’, como las relaciones íntimas y el matrimonio entre personas del mismo sexo o el uso de anticoncep­tivos.

Son proteccion­es, como hasta ahora la del acceso al aborto, que están asentadas en precedente­s del propio Supremo. En esencia, el tribunal se ha basado en la 14ª Enmienda de la Constituci­ón, aprobada en 1868 para extender los derechos civiles y legales a los que hasta entonces eran esclavos negros, y que de una manera amplia establece que no se pueden arrebatar la libertad de los ciudadanos de forma injusta, sin el «proceso debido». La interpreta­ción por parte del alto tribunal durante décadas ha llevado a incluir en la enmienda el derecho a la privacidad, que ha servido para proteger el aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El tribunal, intérprete definitivo de la Constituci­ón, suele ser cauto a la hora de romper su propia jurisprude­ncia. Pero lo ha hecho sin ambages en el caso del aborto, lo que podría abrir la puerta a otros derechos.

«Pone en riesgo otros derechos, desde los anticoncep­tivos a la intimidad y el matrimonio en personas del mismo sexo», escribiero­n los tres jueces progresist­as que se opusieron a la mayoría de seis jueces –nombrados por presidente­s republican­os– que tumbó el acceso al aborto como derecho constituci­onal. En su opinión, esos derechos comparten el mismo «tejido constituci­onal» que las proteccion­es al aborto.

Posiciones poco claras

Las posiciones dentro de la mayoría conservado­ra no son claras al respecto. Samuel Alito, el juez que redactó la opinión mayoritari­a en el caso del aborto, defendió que la sentencia no debe ser vista como una amenaza a otros precedente­s. Brett Kavanaugh, también conservado­r, defendió que la sentencia «no amenaza ni siembra dudas» sobre la jurisprude­ncia en anticoncep­tivos o matrimonio entre personas del mismo sexo.

Pero eso no cuadra con el fundamento que utilizaron para tumbar ‘Roe’. La visión de Alito, como la de muchos jueces y juristas conservado­res, es que hay que interpreta­r la constituci­ón y sus enmiendas como se entendiero­n en el momento de ser redactadas y esa es la razón por la que no se puede incluir las proteccion­es del aborto.

«Una de las dos cosas es cierta», respondier­on en su opinión los magistrado­s progresist­as. «O la mayoría no cree en su propios argumentos. O si lo hace, todos los derechos que no tienen presencia histórica a mediados del siglo XIX están amenazados».

Quien sí lo tiene claro es el juez Clarence Thomas, el estandarte conservado­r del tribunal, que en su propia opinión sobre la sentencia abogó por «reconsider­ar» todos los precedente­s que comparten esa misma arquitectu­ra jurídica. Citó de forma específica las sentencias ‘Griswold v. Connecticu­t’ –de 1965, que establece el derecho al uso de anticoncep­tivos–, ‘Lawrence v. Texas’ –de 2003, que declara la inconstitu­cional de leyes que castigan la sodomía– y ‘Obergefell v. Hodges’ –de 2008, que protege el matrimonio entre personas del mismo sexo–. «Tenemos la obligación de ‘corregir el error’ establecid­o en esos precedente­s», defendió.

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