Ladrones de romería
Monturas y correajes, algunos con un elevado valor, son los botines de las bandas especializadas en robos de guarnicionería que en estos días hacen su agosto
La venta es rápida; es habitual ver este tipo de piezas en aplicaciones y páginas de internet de productos de segunda mano
Se abrió el mercado con la romería de la Virgen de la Cabeza en Andújar, la más antigua y la primera de Andalucía. Es cuando los ladrones de guadarneses empiezan su temporada alta, que alcanza su máximo esplendor cuando llega el Rocío, la mayor concentración equina del mundo. Los robos de los ‘guarnicioneros’ se concentran, en su mayoría, mientras duran las romerías en Andalucía. No están especializados en eso. Durante el año cometen otros ilícitos de menor enjundia que les granjean menos rédito económico.
Esto cacos son los mismos que durante el año asaltan los cortijos de la región para robar aceitunas, mangos, material agrícola o de caza, pero que cuando llega el tiempo en el que los andaluces veneran a sus vírgenes en el campo, yendo junto a ellas a caballo o en excelsos carruajes, saben que es el momento de cambiar, que se abre un lucrativo mercado de piezas históricas, en muchos casos de valor incalculable. «En Andalucía están los mejores artesanos. Los que son capaces de hacer unos cascabeles que a los cien años suenan como el primer día», reseña un agente de la Guardia Civil de Antequera especializado en este tipo de robos.
De hecho, este grupo llevó a cabo en mayo la operación ‘Guarnicioneros’, donde se detuvo a dos personas dedicadas al robo en ganaderías ecuestres. La investigación se inició tras la recepción de varias denuncias por diversos robos cometidos en yeguadas andaluzas. Así, este grupo del Puesto de Antequera se dedicó a rastrear y buscar esas piezas. Había que encontrar diversos correajes y arreos realizados por artesanos especializados. «Hay piezas que tienen más de 200 años. Correajes que van desde los 150 euros a piezas que superan los 8.000 euros. Son botines importantes por su alto valor artístico. Se trata de piezas únicas, que muchas veces llevan generaciones con las familias a las que se les roba», señala a ABC uno de los agentes que rastreó estas piezas.
En el caso de la operación de Antequera, donde había personas afectadas por estos ladrones, y también en las provincias de Cádiz y Sevilla, eran objetos de gran valor. «Están hechas a medida para el caballo. Montura, herrajes, cabezadas… Todo está ejecutado para que no moleste al animal. Por eso, y por la laboriosidad que tiene el trabajo en el cuero o la madera, son muy caras», reseña el agente, quien explica que el caso comenzó cuando localizaron en una red social unos arreos completos de enganche para un carro que coincidían con una sustracción en un guadarnés de Prado del Rey (Cádiz).
Piezas muy cotizadas
En esa misma investigación se recuperaron varios arreos robados en Coín y se procedió a la investigación de dos personas. «Estos ladrones son fanfarrones. Cuando consiguen algo que saben que vale dinero lo exponen, hasta se hacen fotos para exhibirlo», reseña una de las fuentes, quien explica que, en muchos cortijos, hay piezas únicas. «Los artesanos que hacen este tipo de material ecuestre en pueblos como Lebrija, Pilas, Herrera, Valverde del Camino, Jerez de la Frontera o Villafranca del Guadalhorce hacen trabajos para casas reales de todo el mundo o grandes magnates. Venden sus obras en Inglaterra, Francia, Holanda…», señala el agente.
Los ladrones más sofisticados tienen contacto con este tipo de artesanos para borrar las firmas o la marca del hierro para poder venderlos. «No es lo habitual. Los que hacen este tipo de trabajos conocen las firmas y las yeguadas, si sospechan, suelen avisar, pero siempre hay algún pirata que se presta a quitar las marcas que identifican las piezas para que puedan ser vendidas», aseveran los investigadores.
Los que son modificados por un artesano de estraperlo casi no son rastreables, pero el resto se puede recuperar bien. La mayoría se vende tal y como lo cogen del cortijo, la venta tiene que ser rápida y donde pueda haber salida. Por esta razón, es habitual no sólo ver este tipo de piezas en aplicaciones de venta por vía móvil como Wallapop. También en páginas de segunda mano en internet. «Los que menos se exponen tratan de buscar clientes en los mercadillos», aseveran los agentes.
La Guardia Civil ha detectado, por ejemplo, que si va a haber una romería cerca de Coín o de Fuengirola, estos ladrones colocan un coche con todo el material cerca del rastro de ese municipio. Lo ponen en un lugar donde los asistentes puedan verlo, pero que a la vez puedan pasar desapercibidos para las autoridades. Amparados en esa discreción tratan de venderlo. Los compradores suelen saber que ese material es robado, pero lo adquieren porque el precio es mucho menor al que tendrían que pagar a un artesano.