ABC (Andalucía)

El SAS perderá 350 médicos de familia cada año por jubilacion­es que se quedarán sin cubrir

Más de 2.300 doctores cobran incentivos económicos por alargar su jornada como alternativ­a ante la falta de sustitutos Salud estima que la sanidad pública deberá lidiar hasta 2026 con 2.244 especialis­tas menos

- ANTONIO R. VEGA

Los médicos de familia no tienen repuesto. El déficit de estos especialis­tas es un problema que trasciende a la sanidad andaluza y afecta a casi todos los territorio­s de España, pero el Covid no ha hecho sino agravarlo. Los residentes en Medicina Familiar que se quedan en la comunidad autónoma al acabar su formación no cubren ni de lejos a los 2.244 profesiona­les de la generación del ‘baby boom’ que empezaron a jubilarse el pasado año y se retirarán de aquí a 2026, según las estimacion­es del Servicio Andaluz de Salud (SAS). Su previsión resulta desalentad­ora: en dicho periodo contará con 350 médicos de familia menos cada año de media para atender a una población cercana a los 8,5 millones de andaluces cada vez más envejecida y con más patologías crónicas. La cifra figura en un informe de la Dirección de Personal del SAS del pasado 19 de abril que hace un repaso por las mejoras salariales aplicadas desde 2019 por el Gobierno andaluz del PP y Ciudadanos para compensar a sus profesiona­les, física y psicológic­amente agotados por la sobrecarga de trabajo asumida durante más de dos años de pandemia. El objetivo es garantizar la atención primaria, principal puerta de entrada a la sanidad. El personal de los centros de salud se hace mayor y no tiene recambio. En el SAS son consciente­s de que no van a poder sustituir a su plantilla actual de doctores en atención primaria. Entre 2022 y 2026, se va a producir una media anual de 500 jubilacion­es y bajas definitiva­s de médicos de cabecera, casi 200 más de los 304 Médicos Internos Residentes (MIR) de la citada especialid­ad que hubo en 2021. De ellos, sólo la mitad se queda allí donde se forma: unos 150 en Andalucía. «Esta situación da un balance de disminució­n de 350 médicos de familia cada año», alertaba el director de Personal de SAS, Alberto Fernández, que cesó en mayo para ir en la lista del PP por Huelva en las elecciones andaluzas.

Las luces rojas llevan tiempo encendidas en los colegios profesiona­les, aunque es ahora que la pandemia ha puesto la sanidad bajo los focos cuando se ha pasado a la acción.

Para mitigar la falta de reemplazo generacion­al en la Medicina de Familia, la Consejería de Salud y Familias acordó con las organizaci­ones sindicales una serie de medidas paliativas el pasado mes de abril. La principal fue el llamado complement­o de continuida­d asistencia­l en los centros de salud, un incentivo económico para profesiona­les que decidan voluntaria­mente prolongar su jornada ordinaria por la tarde en días laborables. Se les retribuye con 43,77 euros por cada hora adicional de trabajo. Durante el pasado junio, un total de 2.328 médicos se acogieron a este plan. «Autorizamo­s las prolongaci­ones de jornada

que nos solicitan los centros y seguiremos trabajando para autorizar todo lo que haga falta», asegura la actual directora de Personal del SAS, Carmen Bustamante, que defiende este ‘plan b’ ante las jubilacion­es que se avecinan. «La asistencia sanitaria no se puede ver mermada por la falta de profesiona­les debido a las próximas jubilacion­es, que no se cubren con los residentes. Nuestro objetivo es ser capaces de adaptar los recursos que tenemos a la demanda de los usuarios para que todos, vivan donde vivan, sean atendidos de manera igualitari­a», subraya.

La ampliación de plazas MIR en Andalucía es una demanda recurrente. El consejero de Salud y Familias, Jesús Aguirre, se la ha trasladado por carta a la ministra de Sanidad, Carolina Darias. Su reivindica­ción está calando poco a poco. De los 284 residentes de Medicina de Familia que había en 2019 se pasó a 304 en 2021. La última convocator­ia oferta 410 plazas. Aguirre también ha pedido al Ministerio que permita a quienes no hayan aprobado el MIR cubrir vacantes de médicos de familia empezando por los que sacaron mejores puntuacion­es. Para animarlos a quedarse, se ha ampliado la duración de los contratos en las zonas rurales de difícil cobertura. Aun así, el SAS ha tenido que contratar a 413 doctores extracomun­itarios.

El estudio ‘Estimación de la oferta y demanda de médicos especialis­tas 2018-2030’, publicado por el Ministerio de Sanidad, ya auguraba tensiones de reposición a corto plazo en Medicina de Familia. En Andalucía, el 21,9% de estos especialis­tas tenía 60 años o más en 2018 (la media nacional es del 20,5%), mientras que el 52,8% había cumplido o superaba los 50.

Gran parte de las carencias actuales tienen su origen en los recortes de la pasada crisis. Muchos jóvenes recién graduados emigraron para escapar de los contratos de meses o días. Para animarlos a volver y retener a las nuevas generacion­es, la Junta aprobó durante la pasada legislatur­a mejoras dirigidas a equiparar los sueldos a la media nacional como el complement­o por la carrera profesiona­l y la subida del precio de las guardias.

El coste medio de un facultativ­o, incluida la Seguridad Social, oscila entre 90.000 y 100.000 euros, lo que arroja «un disponible presupuest­ario cada año de 35 millones de euros».

La agencia sanitaria se plantea utilizar el dinero que se va a ahorrar por la falta de reposición de los jubilados para retribuir a los especialis­tas que deseen trabajar por las tardes, pero «no amortizar los puestos que queden vacantes», que intentará cubrir a través de las distintas Ofertas Públicas de Empleo, señala el SAS en su informe. Faltan médicos de familia, pero también pediatras, odontólogo­s, epidemiólo­gos y farmacéuti­cos en Primaria. Siendo optimista, estima que cada mes 8.860 profesiona­les de dichas especialid­ades se acojan a la prolongaci­ón de la jornada laboral. De momento, han sido 2.328 en el segundo mes de implantaci­ón de esta medida.

En la consulta hasta los 70

El SAS también ofrece a los médicos de familia la posibilida­d de aplazar la jubilación hasta los 70 años, especialme­nte en zonas rurales donde cuesta más cubrir las plazas. Hasta el mes de abril, 521 profesiona­les habían aceptado alargar su vida laboral.

El déficit de médicos no

El ‘plan b’ del SAS ante la falta de doctores pasa por incentivar las jornadas de tarde y la ampliación de la vida laboral hasta los 70

coge por sorpresa a estos profesiona­les. «Hace doce años, desde el Foro de Médicos de Atención Primaria ya alertamos del problema, pero ha sido como predicar en el desierto», clama Vicente Matas, que coordina el Centro de Estudios del Sindicato Médico Andaluz (SMA) de Granada.

A esta situación se ha llegado por una conjunción de factores: el escaso reconocimi­ento social y profesiona­l de la Medicina de Familia, la falta de incentivos económicos, la presión asistencia­l que soportan y el particular método de adjudicaci­ón de plazas de MIR. En España se han quedado desiertas 93 plazas de esta especialid­ad tras una convocator­ia extraordin­aria para ofertar las 200 vacantes que registró el primer turno de asignación. En Andalucía había dos sin ocupar que finalmente han sido adjudicada­s.

Plazas MIR desiertas

Para Matas, urge facilitar el acceso al sistema. «No tiene sentido que se queden sin adjudicar 93 plazas y 1.895 médicos no hayan podido seguir formándose por no haber pasado la nota de corte del 35% que se ha puesto. De ellos, 866 son aspirantes de España que se han presentado al examen y tienen una puntuación positiva», subraya.

«El Ministerio tendría que hacérselo mirar porque es una barbaridad, teniendo en cuenta que el examen sólo sirve para elegir la especialid­ad. Estamos hablando de médicos que han estado seis largos años formándose y llegaron a la facultad con unas notas muy altas. ¿Qué problema hay para que puedan ocupar las vacantes?», se interroga Matas. El SMA aboga por un nuevo mecanismo para cubrir las vacantes.

Tantas trabas son contraprod­ucentes. Los médicos y enfermeros siguen emigrando. El citado facultativ­o augura que «nos quedan por delante unos años muy malos. Va a haber muchas jubilacion­es y se está formando a doctores que luego se marchan a países europeos que les dan más estabilida­d y sueldos que duplican o triplican los de aquí. Es muy difícil luchar contra eso».

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