ABC (Andalucía)

Sinner desactiva a Alcaraz

► El italiano, muy férreo desde el inicio, aparta en octavos al español, que peleó y levantó cinco bolas de partido

- LAURA MARTA

Había desplegado por fin Carlos Alcaraz todos sus recursos en la hierba con la soltura que lo ha hecho en otras superficie­s, feliz en el verde y cada día más contundent­e. Se le ha visto crecer centímetro­s de envergadur­a y de convicción en cada partido que ha disputado en este Wimbledon. Temblón contra Jan-Lennard Struff, más seguro contra Griekspoor, un ciclón ante Oscar Otte. Pero todo lo que le salió contra el alemán, todo lo que presagiaba para la segunda semana, se desactivó por obra de un Jannik Sinner muy férreo, un robot de principio a fin que deja a Alcaraz fuera de la hierba después de tres horas y 35 minutos.

Se medía en octavos contra un coetáneo, un Sinner (20 años, 13 del mundo) también hijo de este nuevo tenis del que ha bebido Alcaraz. Han crecido juntos y el italiano, al que le queda ese puntito para atropellar a los de arriba, ha estudiado bien al español. Centrado en sus propias virtudes, flexiona bien las rodillas, sacude con el primer servicio y con los golpes planos. Son 188 centímetro­s con los que golpear a la pelota casi de arriba abajo. Un martillo. Y no es la mejor versión de Alcaraz esta vez, 39 errores.

Maniata al español a fuerza de golpes muy duros y a una confianza extrema en los restos. Tiene un buen servicio Alcaraz, pero se lo lee de maravilla Sinner, que mete dos breaks, seis juegos seguidos, 6-1 en 31 minutos.

Va triste Alcaraz al banco. Su magia no funciona ante Sinner, pero se anima con saltitos y con golpes en carrera para soltar la tensión que levantan al público. Aunque se vaya abajo en el marcador, estos puntos, que alegran al personal, también añaden algo de esperanza en el murciano. Sinner parece una máquina perfecta, pero en algún momento, espera Alcaraz, puede bajar su solidez. Y hay que seguir ahí persiguien­do la oportunida­d.

Lo intenta y lo intenta el español, que ya cambia ritmos y alturas, pero no hay manera de desequilib­rar a Sinner, un robot de precisión. En el segundo juego del segundo set, el de El Palmar comienza a sacar el colmillo y la fe, algo menos efectivo el primer servicio del italiano, pero este imanta sus derechas a las líneas. No hay manera. Le sale todo a Sinner. El martillo no deja de golpear con precisión a las líneas, desbordado el murciano con esos cruzados que son imposibles hoy.

Aunque se atisba que puede haber un punto de inflexión. Un cambio de actitud en la derecha que comienza a salir peligrosa de la mano del español. Afirma con la raqueta y con la cabeza; más firme con su saque en la reanudació­n y fin a una racha de siete juegos del rival.

Sinner nota el aliento de Alcaraz, que minimiza los errores y empieza a jugar peloteos largos en el tercer set. Hasta las dejadas, negadas en los dos primeros parciales por fallos propios o porque las piernas de Sinner llegaban a todos los trucos, comienzan a ayudar con la causa. Por fin el español empieza un set con el marcador por delante, solo había pasado en el primer juego del primer set; y desde ahí aguanta, aguanta y aguanta.

A las dos horas de partido, Sinner se mueve más tenso, pero sigue impasible, impertérri­to con sus propias emociones. Mano firme. Tie break.

Pelear y aguantar

Y ahí, pum. Decide mal por primera vez en el partido Sinner; la dejada no sale bien. El español se anima, incluso cuando el italiano recupera la desventaja y cuenta con dos bolas de partido. Inabordabl­e el italiano. O sí.

El tenis está ahí; el de uno, un seguro con el primer servicio (74 % de puntos ganados con el primero), derecha plana muy peligrosa, buena movilidad; el del otro, buen saque, mejor derecha, intención con el revés cruzado y magia que solo él sabe de dónde la saca. Con uno de esos trucos, derecha cruzada a la carrera y a la línea, recupera la magia y alarga el partido y la esperanza y la ilusión.

Pero duró poco la función de Alcaraz. Con una doble falta permitió que el italiano rompiera el saque al inicio del cuarto set y el robot se programó de nuevo, olvidadas esas dos opciones de culminar en el tercer parcial.

Se le exigía al italiano ese paso hacia la élite que no acababa de dar, cinco títulos (Sofía 2020, Melbourne 1, Washington, Sofía y Antwerp 2021), pero ninguno, por ejemplo, de categoría 1.000. Como a muchos de su generación, menos a Alcaraz, no acaba de culminar en los grandes escenarios por cabeza más que por tenis. Pero este Sinner de Wimbledon es capaz de levantar tres bolas de rotura (de las siete que afrontó en todo el partido) con control y contención después de tres horas y media de altísimo nivel, y ante Alcaraz, que no es cualquier cosa.

El español deja la impronta de competidor bien marcada en la hierba. Si quiere ganar Sinner, lo tendrá que trabajar. Defiende Alcaraz otras tres bolas de partido. Hay que estar ahí, por si acaso. Pero este es el Sinner que se esperaba desde hace tiempo, control, potencia y cabeza. A la sexta, sonríe por primera vez. Está en cuartos. Alcaraz, eso sí, se lleva la ovación, el respeto del circuito y de la una grada que ya lo conoce. Juega de maravilla y pelea de lo lindo; aunque también tiene días malos, se le espera en rondas mayores en próximas ediciones. En la segunda que juega ya ha crecido mucho. Y lo que le queda.

El italiano exprimió su primer servicio y su golpe de derecha para mover al español, al que le faltó algo de chispa y confianza

«Carlos es un gran competidor y una gran persona. Ha sido un rival muy duro», admitió Sinner tras la victoria

 ?? // EP ?? Alcaraz no llega a una dejada de Sinner, ayer en el partido de octavos de Wimbledon
// EP Alcaraz no llega a una dejada de Sinner, ayer en el partido de octavos de Wimbledon

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain