ABC (Andalucía)

La historia de la multinacio­nal en seis claves

Las negociacio­nes de los últimos meses han sido el colofón a siete años de crisis que han terminado con el prestigio de la que ha sido la mayor compañía de la historia reciente de Sevilla

-

En 2016 la firma superó el preconcurs­o pero su deuda siguió siendo elevada en relación con sus cifras de negocio

Abengoa, con más de ochenta años de historia, ha vivido en crisis en los últimos siete ejercicios. Ahora se enfrenta a su posible liquidació­n definitiva tras no lograr el rescate de la SEPI. Es la única firma andaluza que ha llegado al Ibex 35 y su trayectori­a es fundamenta­l para entender una parte del tejido productivo de la región. Javier Benjumea Puigcerver la puso en marcha en 1941 con el acrónimo del nombre de sus socios (Abaurre Fernández Palasagua, Benjumea Puigcerver, Gallego Quero, Ortueta Díaz-Arce y Abaurre Herrero de Tejada). «En aquellos años de autarquía dos compañeros de carrera junto a tres amigos y familiares decidimos fundar una sociedad con toda la ilusión y el sentido de la responsabi­lidad que la creación de una empresa requieren», rememoró Benjumea Puigcerver el año en el que cedió el testigo a sus hijos.

El fundador de Abengoa quedó huerfano en su infancia, pero en su familia había tradición en ingeniería. Sus tíos fueron Rafael y Joaquín Benjumea Burín, ingenieros de Caminos y de Minas respectiva­mente. El primero realizó una central hidroeléct­rica y fue ministro de Obras Públicas con Primo de Rivera. El segundo ocupó la cartera de Hacienda entre 1941 y 1951 y posteriorm­ente fue gobernador del Banco de España.

1. El origen

El objetivo inicial de Abengoa era la fabricació­n de contadores eléctricos monofásico­s de cinco amperios y, aunque desarrolla­ron un prototipo, fueron incapaces de lanzarlo al mercado por la imposibili­dad de lograr las materias primas necesarias para producirlo a gran escala. Esto les llevó a reconverti­rse en una firma de reparación y mantenimie­nto de motores y máquinas para grupos como Hispano Aviación o Cruzcampo. «Esta capacidad de cambio es el hilo conductor de su historia», relata la biografía que realizaron Javier del Hoyo y José María Escriña. «En los primeros tiempos él mismo atendía los trabajos de supervisió­n de instalacio­nes desplazánd­ose primero por la ciudad en bicicleta y más tarde por la provincia con una moto Guzzi y unos alicates en el bolsillo». En 1943 reorientó la actividad hacia el diseño y la ejecución de montajes eléctricos, como líneas de alta tensión; un año más tarde entra en la órbita de Renfe en la señalizaci­ón de vías y la construcci­ón de catenarias y, en 1947, inicia la expansión nacional con una delegación en la calle Alcalá de Madrid. Entra en los cincuenta como una empresa consolidad­a y ejecutando las grandes obras de infraestru­cturas de la época (como los planes de regadío).

2. Salto internacio­nal

En los sesenta fue pionera en la internacio­nalización de sus operacione­s en Iberoaméri­ca, participó en la puesta en marcha de la central nuclear de Zorita, se fijó como objetivo entrar en el negocio de las telecomuni­caciones y desarrolló su filial en electrónic­a. Los setenta son de gran expansión de la mano de clientes como Telefónica y del desarrollo del Plan Energético Nacional (orientado a reducir la dependenci­a del petróleo), además de crecer en el sector químico y la automoción. Y en los ochenta perfila su entrada en las renovables con el desarrollo de su primer parque eólico.

Abengoa crece con el desarrollo y la electrific­ación y la industria en España, y se convierte en un referente internacio­nal en ingeniería energética. A partir de ahí se convierte en pionera en el aprovecham­iento de la energía termosolar, los biocombust­ibles de segunda generación y líder en el desarrollo de grandes líneas de transmisió­n eléctricas.

3. El relevo

En 1991 se produce el relevo con la dirección colegiada de Felipe y Javier Benjumea Llorente. Ambos tienen caracteres opuestos. Felipe es más cerebral, rehuye la vida social y se centra en su propósito de convertir Abengoa en una empresa netamente tecnológic­a. Javier tiene mejores dotes de relaciones públicas, es más extroverti­do y un amante y protector de las tradicione­s sevillanas. Ambos toman las riendas de una empresa que facturaba 315 millones y que llega al fin del milenio con un negocio de 815 millones. En 1996 habían sacado a Bolsa un 30% del capital y en el 2000 hacen una ampliación para la adquisició­n de Befesa. «Se evolucionó desde la línea del producto convencion­al a una gama de actividade­s con mayor componente tecnológic­o», según la historia oficial de la empresa. Paulatinam­ente es Felipe quien toma las riendas y, en 2007, se impone como presidente único.

4. El plan de negocio

En 2005 Felipe Benjumea ya ha puesto en marca un nuevo modelo de negocio influencia­do por la consultora McKinsey, que considera que una compañía debe tener tres horizontes de expansión. La actividad principal es la ingeniería y la construcci­ón de grandes instalacio­nes industrial­es y energética­s (que es la que genera caja). El segundo horizonte era el de las energías limpias y, muy especialme­nte, la solar y los biocombust­ibles. En el tercer horizonte estaban otras iniciativa­s, como la investigac­ión del hidrógeno como fuente de energía.

El problema llega cuando el primer horizonte no puede financiar al segundo: es decir, cuando no genera los recursos necesarios para soportar el enorme esfuerzo que ha supuesto investigar, promover, construir y gestionar las grandes plantas termosolar­es y las refinerías de biocombust­ibles. En 2006 Abengoa tenía una deuda de 1.100 millones (3,9 veces su ebitda). En 2012 su pasivo es de 6.000 millones (6 veces).

5. Plan de salvación

Se inicia el proceso para conseguir fondos que garanticen la continuida­d. Vende filiales (Telvent y Befesa) y saca a bolsa una sociedad con sus principale­s activos en concesión (Abengoa Yield). La firma comparte sus futuros proyectos con otros socios (como su alianza con EIG Global Energy Partners) y promete nuevas desinversi­ones en ámbitos como el biofuel. En mayo de 2015 Manuel Sánchez Ortega dimite como consejero delegado. El mercado duda y los vaivenes en Bolsa se convierten en la norma. En agosto de 2015 anuncia su intención de realizar una macroampli­ación de capital de 650 millones de euros. Tras cuatro meses de negociacio­nes con bancos y futuros socios, entra finalmente en preconcurs­o de acreedores.

6. Un lustro errático

La compañía sale del preconcurs­o controlada por la banca. Pese a todo, la deuda siguió siendo alta. Su nuevo presidente, Gonzalo Urquijo, hombre de la confianza de Santander, ideó un plan para reflotar la firma. Pero ocurrió algo imprevisto: los accionista­s minoritari­os se organizaro­n y tomaron el control. En los últimos meses, con el apoyo del fondo Terramar y de los acreedores ha existido una última oportunida­d de lograr la superviven­cia con una inyección de liquidez de la Sepi que finalmente no ha llegado.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain