Francia acepta el regreso de sus hijas yihadistas
París ha repatriado a 16 mujeres y 35 hijos de terroristas de Daesh, pero se calcula que 80 mujeres y 200 niños más siguen internados en pésimas condiciones en campos de refugiados
Se calcula que miles de franceses musulmanes (de una población de 5 o 6 millones) se unieron a las filas del grupo Daesh
Primera ‘nación musulmana’ de Europa, primer objetivo europeo del terrorismo islamista durante el último medio siglo, Francia ha repatriado a 16 francesas yihadistas y 35 niños de padres y madres enrolados voluntariamente en Daesh, que malvivían en penosas condiciones en varios campos de refugiados del noreste de Siria, en las fronteras con Irak y Turquía.
Entre las mujeres repatriadas está Emilie König (37 años), francesa nacida en la Bretaña, convertida al islam en su primera juventud, fichada como terrorista islámica peligrosa, acusada de realizar durante varios años un trabajo de reclutamiento de franceses con vocación islamista, invitados a propagar la ‘guerra santa’ en Europa.
Las mujeres serán sometidas a semanas y meses de interrogatorios, antes de ser previsiblemente inculpadas de presuntos crímenes terroristas, directa o indirectamente, fieles a Daesh, organización terrorista vencida militarmente, pero con muchas ramificaciones en Oriente Próximo y África.
Los niños repatriados serán sometidos a varios análisis médicos y psicológicos. Su educación y cuidados correrán a cargo de las instituciones humanitarias del Estado.
Reticencias francesas
Otras 80 mujeres yihadistas francesas y más de 200 niños, hijos de padres vinculados a Daesh, continúan en los campos de refugiados sirios de Al-Hol y Roj, entre otros, en atroces condiciones humanitarias. Bélgica, Finlandia, Dinamarca, Suecia, Holanda y Alemania hace años que han repatriado a muchos niños y mujeres yihadistas. Francia, por el contrario, se ha resistido y se resiste a un repatriamiento total.
El expresidente François Hollande y el actual presidente, Emmanuel Macron, comenzaron por rechazar los repartimientos por razones de seguridad nacional. Entre 2006, el año de la fundación de Daesh, y 2011, el año del estallido de la guerra civil siria, entre 15.000 y 25.000 hombres y mujeres europeos y estadounidenses decidieron convertirse al islam, para enrolarse después como ‘soldados’ del autoproclamado ‘califato’, mostrándose dispuestos a morir en acciones violentas contra Occidente.
Con una población musulmana de 5 a 6 millones de fieles, Francia (67 millones de habitantes) fue una de las naciones con más vocaciones islamistas.
Entre 2011 y 2013, Daesh tenía unos 2.000 ‘soldados’ franceses. La gran mayoría, conversos fanatizados. En 2015, el año de la gran serie de atentados en Francia, entre enero (’Charlie Hebdo’) y noviembre (Saint-Denis y Bataclan), más de 300 hombres y 150 mujeres, de nacionalidad francesa, huyeron de su patria para ponerse a las órdenes de la ‘jerarquía militar’ de Daesh.
Caída del ‘califato’
Derrotado y hundido entre 2017 y 2019, Daesh se dividió en familias y facciones, propagando sus doctrinas subversivas por Oriente Próximo y África. Varias centenas de hombres y mujeres, unidos en su fe yihadista, quedaron atrapados en el norte de Siria.
Muchos de ellos acabaron en campos de refugiados, cuya gestión corre a cargo de milicias kurdas, organizaciones humanitarias y facciones sirias. La caída del último o penúltimo bastión islamista, en Al-Baghouz Fouqani, al este de Siria, aceleró las deserciones y desapariciones. Comenzaba un lento e inconcluso proceso de repatriaciones, que Francia ha retrasado. Las matanzas islamistas de 2015 dejaron en Francia atormentadas huellas y heridas. Según los sondeos, del 65 al 75 por ciento de los franceses eran y siguen siendo hostiles a la repatriación de los compatriotas de distinto sexo que decidieron libremente convertirse al islam, prestos a morir matando en su propia patria.
El presidente Macron ha decidido romper parcialmente con la doctrina oficial, hasta ayer, aceptando que algunas francesas yihadistas y muchos niños sean repatriados.