La ‘reina de las criptomonedas’, entre los más buscados del FBI
► Desaparecida desde 2017, defraudó 3.900 millones de euros mediante una estafa piramidal en torno a una criptomoneda propia, el OneCoin, que prometía multiplicar las inversiones por cinco. EE.UU. ofrece 100.000 dólares por una pista suya
No es fácil entrar en la lista de los diez fugitivos más buscados por el FBI, un quién es quién del crimen internacional en el que cohabitan narcos, sicarios y asesinos de todo pelaje. Ruja Ignatova, apodada ‘la criptorreina’, lo ha conseguido. El jueves 30 de junio, el FBI, policía judicial norteamericana, incluyó a esta búlgara de 42 años en la mencionada lista por armar una estafa piramidal con criptomonedas por medio de la cual defraudó unos 4.000 millones de dólares, unos 3.900 millones de euros al cambio actual.
Viendo venir el éxito de las criptomonedas, en 2014 Ignatova armó una de nombre OneCoin, y comenzó a venderla por los círculos de la vanguardia tecnológica como toda una gurú. Daba entrevistas, participaba en eventos, daba discursos, mientras iba amasando fondos que en realidad, según la fiscalía, iban destinados a su propio uso y disfrute y el de sus secuaces.
En 2017 Ignatova desapareció sin dejar rastro, tras un vuelo de Bulgaria a Grecia, y la Policía en Europa y EE.UU. han tratado de detenerla desde entonces.
Como suele suceder en estos fraudes con delirios de ‘start-up’, Ignatova, que era ciudadana alemana y decía haber estudiado en Oxford, prometía una revolución –en este caso en el mundo de los pagos– y ofrecía quintuplicar las inversiones, según figura en una hoja de cargos norteamericana.
Sin embargo, según la fiscalía, la historia de Ignatova es un poco más perniciosa que la de otros visionarios que al menos sí lo intentaron, como Elizabeth Holmes, que pensó que podía acelerar un sistema de análisis de sangre revolucionario con Theranos. Según la Ministerio fiscal, Ignatova mentía desde el principio y diseñó OneCoin como un enorme fraude.
La fiscalía de EE.UU. cree que Ignatova y su equipo engañaron al menos a tres millones de personas en un centenar de países, a las que atrajeron con un complejo sistema en el que prometían recompensas a los inversores si a su vez atraían a otros inversores. Su discurso era además casi humanitario: prometía que OneCoin ayudaría a las personas desfavorecidas que no tenían acceso a bancos o sistemas financieros. En una entrevista que su equipo atribuyó a ‘Forbes’ en 2016 –aunque la revista no sabía nada de ella, era también un engaño– dijo, ni más ni menos: «Mi objetivo final es la creación de billeteras electrónicas individuales que sean aceptables en todo el mundo». Lo que acabó creando, según el FBI, es una gran billetera propia, rebosante de fondos robados.
El 12 de octubre de 2017, Ignatova fue imputada por un juzgado de Nueva York, que emitió una orden federal para su detención. Su hermano, Konstantin Ignatov, fue detenido en marzo de 2019 en Los Ángeles, y se declaró culpable de varios cargos de lavado de dinero y fraude. El abogado Mark Scott fue condenado en 2019 por blanqueo de 400 millones de dólares en nombre de OneCoin y está a la espera de la sentencia. Karl Sebastian Greenwood, otro cofundador de OneCoin, aguarda su propio juicio por fraude.
Ignatova es una de las apenas diez mujeres en la historia de la lista de más buscados del FBI, que se creó en 1950 y por la que han pasado unas 500 caras. Hoy es la única mujer en ella. EE.UU. ofrece una recompensa de 100.000 dólares por pistas que lleven a dar con su paradero.
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