La rebaja fiscal dispara las donaciones: «Nunca firmé tantas como ahora»
► Notarías y Registros de la Propiedad notan el aumento de transmisiones de padres a hijos tras la reforma de 2019 ► Se han quintuplicado entre parientes directos desde que sólo se tributa un 1% en el impuesto de donaciones
Alas notarías llegan cada vez con más frecuencia padres que quieren «arreglar los papeles» para donar parte de sus ahorros a un hijo o para poner un piso a su nombre. Desde la rebaja fiscal aprobada por la Junta el 11 de abril de 2019, esta operación sólo tributa un 1% en Andalucía, una minucia comparada con la cuantía que anteriormente había que liquidar por el Impuesto de Sucesiones y Donaciones (ISD). Si antes un progenitor quería regalarle 10.000 euros a su descendiente, éste tenía que pagar 782 euros a la Agencia Tributaria de Andalucía, ahora sólo abona 7,8 euros. La reforma aprobada por el Gobierno de coalición del PP y Ciudadanos, que redujo un 99% la tributación de las herencias y donaciones entre familiares directos de los grupos I y II (hijos, padres, nietos y cónyuges), ha traído consigo una fiebre de donaciones desconocida hasta ahora. Operaciones que antes quedaban en la trastienda de la economía sumergida familiar, han salido a flote y se declaran con su valor real porque otorgar una donación a un pariente directo, sobre todo si se trata de dinero en metálico, jamás ha salido tan barato.
Los notarios y registradores de la propiedad dan fe del alud de transmisiones casi gratuitas de padres a hijos que se ha desencadenado al calor de la reforma fiscal aprobada por la Junta de Andalucía. «Nunca he firmado tantas donaciones como en estos dos últimos años, la mayoría de dinero en metálico», atestigua el notario José María Florit de Carranza.
«No he inscrito más donaciones en mi vida. Si antes llegaba una al mes, ahora inscribo siete u ocho todas las semanas y las que se declaran se ajustan al valor real», señala Manuel Ridruejo Ramírez, que es titular del Registro de la Propiedad de Carmona, en Sevilla, y decano territorial de los registradores de Andalucía Occidental.
La estadística tributaria les da la razón. Los informes que publica de la Consejería de Hacienda y Financiación Europea revelan un importante cambio en el comportamiento del Impuesto de Sucesiones y Donaciones a partir de su rebaja en un 99%. El número de donaciones efectuadas entre 2018 y 2021 (antes y después de la reforma) subió casi un 300%. Se dispararon más, exactamente un 452,3%, las liquidaciones realizadas por los parientes directos (hijos, cónyuges, padres y nietos) que sólo tributan un 1%. Las donaciones se quintuplicaron en estos casos al pasar de 14.004 en 2018 –cuando el PSOE gobernaba la Junta– a las 56.005 del pasado año.
El importante volumen declarado queda patente al comparar las bases imponibles sobre la que se calcula el importe a pagar del ISD. Los contribuyentes pertenecientes al grupo II (descendientes y adoptados mayores de 21 años, ascendientes, adoptantes y cónyuges) realizaron donaciones por un importe total de 385,4 millones de euros en el año 2018, montante que alcanzó los 3.079,7 millones en 2021, que representa un incremento del 699,1%.
En contra de lo que pudiera pensarse, la recaudación no se desplomó en la misma proporción tras la rebaja fiscal. En el caso de los parientes directos, que han pasado a pagar una cuantía testimonial, han ingresado un 58,7% menos por el impuesto, al pasar de 11,63 a 4,8 millones de euros. La bajada de la factura se ha visto compensada con la avalancha de operaciones declaradas en las oficinas de la Agencia Tributaria autonómica.
La plusvalía de donar
Notarios y registradores, testigos excepcionales del discurrir de la sociedad, constatan el furor por las donaciones. A la notaría de José María Florit, radicada en la Plaza Nueva de Sevilla, acuden numerosos padres que quieren hacer donaciones de dinero en metálico a sus hijos y bastantes menos que quieren cederle un inmueble. La razón es sencilla. El donante no se libra de pagar dinero a Hacienda por el mero hecho de transmitir una vivienda a su descendiente sin contrapartida económica. «Aunque no reciba nada a cambio, debe hacer constar en la declaración de la Renta el incremento de patrimonio» derivado de la vivienda de la que se desprende, como si se tratara de una compraventa, explica Florit. Tributa por la diferencia entre el valor de adquisición y el de transmisión. No se suele reparar tampoco en que debe pagar el impuesto de plusvalía municipal, que se abona por el traspaso de un inmueble a otra persona, ya sea una venta, una herencia o una donación. En cambio, cuando lo que se transmite es dinero en metálico de un padre a un hijo o un abuelo a su nieto, no hay ganancia patrimonial para el donante.
Donar un piso o una finca a un hijo sigue siendo un mal negocio. En esos casos, heredar cuesta menos. En Andalucía también se paga sólo un 1% en el ISD entre familiares directos. «La diferencia entre la donación y la herencia es que en la segunda no hay plusvalía de renta para la persona fallecida, pero sí la hay cuando el inmueble se cede en vida», aclara Florit.
Desde el pasado 1 de enero, el Ministerio de Hacienda, que dirige María Jesús Montero
(PSOE), ha modificado los valores de referencia para calcular el importe del tributo basándose en los precios de las transacciones de inmuebles que se realizan en cada zona y en sus características catastrales. A raíz de esta revisión, los notarios han percibido una subida de la factura fiscal que se abona en las donaciones de inmuebles.
Menos fraude
«Un sistema fiscal más atractivo para el contribuyente hace que el fraude no le merezca la pena», subraya el decano de los registradores de Andalucía Occidental. Antes de la reforma, si un padre donaba bienes a su hijo, éste debía pagar a la Junta hasta con un 30% del valor de lo transmitido. Para evitarlo, solía hacerse una donación simulada, que se enmascaraba bajo una compraventa entre padres e hijos.
En los Registros de la Propiedad se encendían las alertas. Emitían liquidaciones complementarias cuando las ventas de bienes entre padres e hijos se inscribían con pagos aplazados sin garantía alguna o el supuesto ‘comprador’ alegaba haber entregado una suma de dinero en metálico al ‘vendedor’ que no constaba en ningún sitio. Ahora el fraude fiscal se ha disipado como las tinieblas al salir el sol. La reforma fiscal ha tenido un efecto disuasorio.