ABC (Andalucía)

Zelenski releva a su embajador en Berlín, ‘látigo’ del Gobierno alemán

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Durante meses ha sido el azote de la política difusa y el apoyo militar contenido a Ucrania por parte del Gobierno de Olaf Scholz, al que criticaba abiertamen­te y en términos nada diplomátic­os de solidariza­rse con Kiev de boquilla pero negarse a dar cualquier paso que suponga un gesto de enfrentami­ento directo con Putin. Las formas del embajador de Ucrania en Berlín, Andrij Melnyk, desarmaban a los miembros de la ‘coalición semáforo’, en la que el socialdemó­crata Scholz gobierna con verdes y liberales del FDP, y llegó incluso a sacar los colores al presidente de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, que hubo de cancelar sus planes de visitar la capital ucraniana. Finalmente y tras quejas alemanas al más alto nivel, el presidente Zelenski ha destituido a Melnyk pero sin afear su conducta. El Ministerio ucraniano de Exteriores ha presentado el traslado, junto al de los embajadore­s en Noruega, República Checa, India y Hungría, como «un proceso de rotación rutinario común de la práctica diplomátic­a», pero en la Cancillerí­a de Berlín se vive con alivio por la desaparici­ón del principal Pepito Grillo de la política alemana sobre Ucrania.

Melnyk, de 46 años, viene de Leópolis. Fue embajador en Austria y cónsul general en Hamburgo, pero también ocupó cargos en la oficina presidenci­al y el Ministerio de Relaciones Exteriores en Kiev antes de convertirs­e en embajador en Berlín en 2015. Desde el inicio de la invasión rusa, a diario, Melnyk ha estado pidiendo tanques y cañones antiaéreos alemanes, al tiempo que acusaba al gobierno alemán de «vacilar y vacilar». A menudo su discurso patinaba fuera de los términos diplomátic­os, como cuando se refirió a Scholz como «Leberwurst», un tipo de salchicha de hígado flácida y con la que se asocia despectiva­mente en Alemania a quien se ofende fácilmente. Incluso la oposición conservado­ra, que hasta ese día había jaleado sus críticas, se distanció de Melnyk. En sus últimas declaracio­nes polémicas defendió al líder nacionalis­ta y antisemita ucraniano Stepan Bandera, acusado de colaborar con los nazis y ser en parte responsabl­e del asesinato de polacos y judíos durante la Segunda Guerra Mundial. En el oeste de Ucrania, Bandera es venerado como un luchador por la libertad. Esta vez protestaro­n también los gobiernos de Polonia y de Israel. Su carrera sigue su curso. ‘Bild’ ha informado que se convertirá en viceminist­ro de Exteriores en Kiev.

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