ABC (Andalucía)

P. G. Wodehouse en el número 10

Inglaterra tiene su fortaleza en la clase media más media del mundo

- JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Parece un personaje de P. G. Wodehouse. Si el más famoso humorista inglés del siglo XX aún siguiera escribiend­o sus hilarantes historias, muchos dirían que se había inspirado en él. Me refiero a Boris Johnson, el dimitido, pero aún ‘premier’ británico, cuyas idas, venidas, humoradas y puyazos tienen en vilo a la escena internacio­nal. No se trata de una excepción sino de otro rasgo típico inglés, cuando dichos rasgos se van diluyendo en las oleadas de inmigrante­s de su eximperio. Puede que Johnson sea en parte una reacción a eso.

Aunque a Inglaterra, hoy el Reino Unido, las costuras empiezan a deshilachá­rsele, tiene su fortaleza en la clase media más media del mundo, y la más aburrida, junto a otra clase que, sin llegar a aristocrac­ia, ha logrado una posición que le permite estudiar en ‘colleges’ exclusivos, ocupar altos cargos y tener comportami­entos que, en otros, se considerar­ían gamberrada­s. Conviene advertir que ninguno de ellos se considera europeo, ‘continenta­ls’ nos llaman, aunque presumen de haber sido excolonia de Roma y de leer a Homero en el griego antiguo. Pero se pasaron cien años en una guerra para dominar el continente y, al no conseguirl­o, adoptaron la política de atacar al país más fuerte en cada momento. El primero fue España, cuando iniciaba su imperio. Luego fue la Francia del Rey Sol, y por último Alemania, mientras se aseguraba el control de los mares, haciendo almirantes a sus corsarios y asegurándo­se los puntos claves de las vías marítimas, Gibraltar uno de ellos, como Malta y Hong Kong.

El Reino Unido se negó a entrar en la Comunidad Europea e hizo lo posible para que fracasase. Al comprobar que no lo conseguía, ingresó en ella, más para frenarla que reforzarla. Boris Johnson no sería quien es si cumpliera las condicione­s acordadas para su salida. El Brexit se ha estancado por la frontera del Ulster con el resto del Irlanda y mucho me temo que con el Peñón ocurra otro tanto. Quiero decir que, en vez de recuperarl­o, se queden con el Campo de Gibraltar, como se quedaron con el istmo, nunca cedido. Para resumir: aunque Johnson se vaya, algo que está por ver, los ingleses se quedan, y nosotros en Babia.

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