El Banco de España desmonta la ofensiva contra los beneficios de las empresas
Los datos que obtiene de un millar de sociedades revelan que en el último año los márgenes solo aumentan en aquellas con dificultades financieras o que han creado puestos de trabajo
La reactivación por parte del Gobierno de la idea del pacto de rentas como medida prioritaria para impedir que el episodio inflacionista causado por el encarecimiento de los precios de la energía, y agravado por la guerra en Ucrania, derive en una espiral que conduzca a la economía a un estadio próximo a la recesión ha reanimado también su ofensiva contra los presuntos márgenes de beneficio excesivos de las empresas. El asunto ha saltado otra vez al discurso gubernamental ante la ineficacia de las medidas del Gobierno para contener la escalada de los precios, que se atribuye, a veces de forma implícita y a veces de forma explícita, a la resistencia de las empresas a reducir sus márgenes de beneficio e incluso ha dado carrete a la medida que el Ejecutivo pretende convertir en su bandera social para la segunda mitad del año: la creación de un impuesto sobre los beneficios excesivos que obtienen las energéticas.
El Gobierno da por hecho que las empresas del sector de la energía han engrosado sus beneficios en España a lomos de la subida de los precios de las fuentes de energía, e incluso desde determinados sectores del Ejecutivo se anima a Sánchez a ser más audaz e incluir también en ese saco un recargo fiscal a los bancos o una limitación a los dividendos que reparten las empresas. Las medidas se plantean en apariencia sin un diagnóstico previo basado en datos, en parte también porque al contrario de lo que sucede con los salarios la información respecto a los beneficios empresariales es «escasa y poco homogénea», admite el director general del IEE, Gregorio Izquierdo.
Una de las fuentes que se señala como más fiables para conocer esa información es la Central de Balances del Banco de España, que con regularidad trimestral pulsa la opinión de cientos de empresas de diverso tamaño y perfil sectorial para sacar una fotografía actualizada de su situación financiera. Los últimos datos publicados del Banco de España recientemente en una reunión a puerta cerrada en la Cámara de España, a los que ha tenido acceso ABC, arrojan conclusiones llamativas. La primera es que al igual que sucede con los salarios los márgenes empresariales han aumentado con carácter general menos de lo que lo ha hecho la inflación, es decir, que están absorbiendo el impacto sobre sus balances del alza de los costes de producción y que tienen hoy un balance más estrecho del que tenían hace un año.
Además, las empresas que venían de tener márgenes de beneficios más amplios justo antes de la escalada de la inflación son las que más han reducido sus excedentes en el curso del último año, con una caída media del 6%. Los márgenes también se han reducido en las empresas más expuestas a la competencia exterior, es decir, las sociedades exportadores, y también en las que han sufrido un mayor impacto en sus costes de producción por el encarecimiento de la energía. Este primer análisis del Banco de España a partir de la información proporcionada por unas 900 empresas revela, asimismo, que las empresas que han incrementado sus márgenes de beneficio respecto al escenario de hace un año son principalmente aquellas que tienen un elevado
nivel de endeudamiento o que tienen más dificultades para cubrir sus gastos financieros con sus beneficios, es decir, aquellas que tienen una posición financiera más vulnerable y que necesitan mejorarla bien para garantizar su supervivencia o bien para facilitar su acceso a financiación. ¿Dónde se han ensanchado también los márgenes en los últimos doce meses? Pues en las empresas que presentan unos mejores datos de creación de empleo.
«El discurso de que las empresas están disparando sus márgenes no responde a la realidad de beneficios, no responde a la realidad», señala el director general del Instituto de Estudios Económicos, el laboratorio de ideas de la
CEOE. «Lo que dice la información disponible es que los márgenes están creciendo en las empresas que tienen una carga por gastos financieros o costes laborales más relevante». Izquierdo recalca que el aumento de los márgenes en empresas con costes financieros elevados distorsiona la imagen, ya que estos reducen el beneficio real de las mismas. «La situación económica de esas empresas es peor de la que muestran sus márgenes de beneficio».
La historia que cuentan estos datos es diferente a la del Gobierno o a la de los sindicatos que han iniciado una campaña de movilizaciones para exigir subidas salariales que compensen la pérdida de poder adquisitivo acumulada por lo los trabajadores en el actual episodio inflacionista sobre la base de que los márgenes de las empresas así lo permiten. Uno de los argumentos que enarbolan es que si la inflación está en el 10% y el alza de los salarios en convenio está en el entorno del 2,5%, todo lo demás se lo están llevando las empresas.
«No podemos olvidar que tenemos un tejido empresarial compuesto en su mayor parte por pymes, cuyos márgenes de beneficios son muy estrechos, y que también hay un marcado perfil sectorial que hace que la situación varíe mucho de unos sectores a otros», apunta el analista jefe de la Cámara de España, Raúl Mínguez. Su afirmación se apoya también en datos, del informe SAFE sobre financiación empresarial que elaboran el BCE y la Comisión Europea a partir de miles de empresas de toda Europa, y que revela que entre octubre de 2021 y marzo de 2022 –en lo más duro de la escalada de la inflación– el número de pymes que estrechó sus márgenes supera en 27 puntos el de las que lo aumentaron.
Es en este panorama en el que quiere intervenir el Gobierno, que de momento ha optado por limitar su actuación a las energéticas y a la implantación de un nuevo impuesto sobre sus beneficios extraordinarios. No tiene muchas más opciones al margen de la fiscalidad. Los salarios privados se pueden limitar a través de los convenios colectivos, los salarios y otras rentas públicas como las pensiones a través de una ley del Gobierno, pero limitar los beneficios empresariales es peliagudo. «No hay intervención posible, más allá de la autorregulación, que ya está produciendo y que es mucho más autoexigente que la que se produce en otros ámbitos», asegura Mínguez, que avisa sobre los riesgos de aumentar las cargas fiscales a las empresas en un contexto de alta inflación y caída de la actividad económica.
Gobierno y agentes sociales han aparcado por ahora dejar las negociaciones sobre el pacto de rentas para septiembre, pero si en algo coinciden los expertos es que cualquier acuerdo debería incluir a todos los agentes: salarios, beneficios empresariales y rentas públicas, incluidas las pensiones.