ABC (Andalucía)

Poeta y libretista entre músicos y pintores

- JUAN MANUEL BONET

OBITUARIO Kenward Elmslie (1929-2022)

También libretista de óperas, de musicales y de canciones, fue una de las figuras más singulares de la New York School of Poetry, de varios de cuyos miembros publicó títulos en su pequeña editorial, Z Press

El pasado 26 de junio falleció, en su domicilio del West Village, el poeta Kenward Elmslie, natural de Nueva York. Nieto de Joseph Pulitzer, ya en sus años de estudiante en Harvard entró en el universo de la poesía y el teatro de la mano de su primer amante, John LaTouche, letrista, entre otros, de Duke Ellington y Leonard Bernstein, y con el que el benjamín colaboró, aunque desde el anonimato. Tras la temprana muerte de LaTouche en 1956, Elmslie heredó su mansión de Calais, Vermont, en la que solía veranear. Se sucedieron luego sus colaboraci­ones operística­s con Jack Beeson o Ned Rorem, compositor este singular por su afrancesam­iento y su amistad con Francis Poulenc. Recordemos además las canciones de Elmslie, por ejemplo para Nat King Cole; su libreto para ‘The Grass Harp’ (1971), musical de Claibe Richardson a partir de Truman Capote; o sus propios espectácul­os ‘Palais Bimbo’ (1985) y ‘Postcards in Parade’, ambos con un compositor más joven, Steven Taylor.

En los márgenes de su obra como libretista es como empezó Elmslie a escribir su propia poesía, muy poco convencion­al, muy ‘witty’, muy ‘sixties’, muy en la línea collagiste de su amigo O’Hara. Su primer libro, ‘Pavillions’ (1961), editado por el galerista Tibor de Nagy, lo ilustró Ron Gorchov. Le seguirían, entre otros, ‘Motor Disturbanc­e’ (1971), el brasileñis­ta (entre Carmen Miranda y el concretism­o) ‘Tropicalis­m’ (1975), ‘Routine Disruption­s’ (1998) o ‘Blast from the Past’ (2000). Y las prosas de ‘The Orchid Stories’ (1973). Bares en la noche. Enigmas a lo De Chirico o a lo Magritte. Una cantante que «desnuda salvo sus botas doradas conquistó Colorado». El salón de LaTouche y sus ‘habitués’. John Ashbery veía a su amigo como un científico loco que habiendo errado elaborando una poción mágica, hiciera cálculos sobre el papel intentando conseguir de nuevo la fórmula. Inmejorabl­emente retratado por Alex Katz en uno de sus perfiles metálicos, colaboró en revistas como ‘The Paris Review’, ‘Locus Solus’, ‘Art and Literature’, ‘Kulchur’ o ‘Nadada’. Memorables, únicas, sus performanc­es, en las que recitaba de modo incantator­io y tierno, y canturreab­a acompañado por la música, a veces, sonando en un transistor...

Entre 1963 y 1993, Elmslie compartió su vida con Joe Brainard, pintor pop, poeta y autor del célebre ‘I remember’, que populariza­ría Georges Perec. Brainard ilustró alguno de los títulos de Elmslie. En Calais, en su Z Press, el poeta publicó seis números de su anuario ‘Z’, y títulos propios, y de amigos como Ashbery, Bill Berkson, Rudy Burckhardt, Edwin Demby, Ian Hamilton Finlay, Barbara Guest, Harry Matthews, Ron Padgett, James Schuyler o Anne Waldman. En 2009, padeciendo demencia senil, fue víctima de su desaprensi­vo chófer y cuidador, que le robó una enorme suma de dinero, así como varias obras de arte, entre ellas una escultura, regalo de Warhol.

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