SOLIDARIDAD E INVERSIÓN VAN DE LA MANO PARA HACER DEL MUNDO UN LUGAR MEJOR
El Fondo Sabadell Inversión Ética y Solidaria, FI, ha entregado desde 2006 ayudas a distintos proyectos solidarios por importe superior a dos millones de euros gracias al compromiso de sus clientes
Se han beneficiado más de 300 iniciativas que operan en 9 países diferentes
En muchas ocasiones, por falta de iniciativa, por desconocimiento o simplemente por temor, hay quien se muestra cauto en lo que a sus ahorros se refiere.
Y no es de extrañar. En una coyuntura marcada por las sucesivas crisis económicas asociadas a acontecimientos inesperados como la pandemia o el conflicto en Ucrania es comprensible mostrarse conservador.
Pero lo cierto es que algunos pequeños gestos pueden marcar la diferencia y, en este sentido, la sostenibilidad, la ética y la solidaridad no están reñidas con la rentabilidad. De un tiempo a esta parte han proliferado, como respuesta a las inquietudes de la sociedad, los fondos regidos por una serie de criterios que bajo las siglas ASG (Ambientales, Sociales y de Buen Gobierno) buscan satisfacer a quienes con sus acciones, incluso si les procuran un rédito económico, quieren ayudar a construir un mundo mejor.
Y en este caso, el Fondo Sabadell Inversión Ética y Solidaria, FI, gestionado por Sabadell Asset Management -una compañía de Amundi-, es un claro ejemplo de hasta qué punto es posible combinar esa inquietud solidaria con la rentabilidad económica. La mecánica es sencilla: se aporta capital, la entidad lo gestiona en función de una serie de criterios bien defini-dos y un porcentaje de la comisión de gestión del fondo se destina a proyectos y causas sociales.
Partiendo de esta premisa, desde 2006 ha sido posible concretar ayudas por un importe superior a los dos millones de euros asociadas a este fondo ético, a lo que hay que sumar cerca de un millón más proveniente de otros productos de inversión que también aportaban ayudas en el pasado.
De este modo, se han be-neficiado más de 300 iniciativas que operan en 9 países diferentes y en 4 continentes para ayudar a los más desfavorecidos.
Estas iniciativas abordan problemáticas relacionadas con la infancia, población civil en zonas de conflicto, personas que sufren alguna enfermedad, condición genética especial o discapacidad, y con colectivos en riesgo de exclusión social o discriminación (mujeres, inmigrantes, familias numerosas, parados, presos, etc.), entre otros.
Además, se da la circunstancia de que los proyectos son seleccionados por el Comité Ético del Fondo, que identifica y estudia en cada ejercicio, cuáles son los mejores candidatos a recibir ayudas, con aplicación tanto en el ámbito nacional como en el internacional. Solo en el último año, el importe de las donaciones ha ascendido a 318.404 euros que han sido destinados a 29 proyectos. Así es como los inversores son capaces de cambiar el mundo.