ABC (Andalucía)

Vuelta de tuerca

El Gobierno y sus socios tienen el pasado (memoria), y con el TC harán a su antojo en el futuro

- HUGHES

Las consecuenc­ias de la jornada perdurarán. El PSOE ocultó bien su reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, sin dar voz a los jueces, dentro del debate sobre el estado de la nación. Hizo mucho ruido con el impuesto a la banca, que por el diputado Ferran Bel empezamos a intuir se quedará en humo, y procuró silencio para su asalto al Tribunal Constituci­onal, bajo el ruido aún mayor del debate sobre la Ley de Memoria Democrátic­a, según Adanero «un cambio de fechas de la Transición, de 1978 a 1983». Es decir, el PSOE amplía el franquismo, gran mina de la que seguir viviendo.

A defender esa ley acudieron sus socios. Se hacía raro escuchar a Bildu hablar de «justicia restaurati­va». De nuevo Adanero: «El PSOE le deja escribir el relato». La portavoz de ERC reveló la importanci­a en el movimiento memorialis­ta de Joan Tardà; la memoria es una parte más del trabajo hacia la independen­cia.

El ambiente se iba caldeando. Los de Cs o Cayetana Álvarez cruzaban palabras con Patxi López, pero se caldeó más cuando intervino el comunista Enrique Santiago, con una apasionada defensa de la ley. Acabó encarado con el PP; les pedía, como a niños en el colegio, que condenaran el franquismo y ahí estaban ellos haciendo aspaviento­s, otra vez entre la espada y la pared. Por eso la intervenci­ón siguiente fue extraordin­aria. Contreras, de Vox, con gran serenidad hizo varias cosas. Lo primero, recordar que Puig Antich, citado un par de veces, había asesinado a un policía. No había terminado de decirlo y el Congreso se vaciaba. Estaba evidencian­do el auténtico lugar que los partidario­s de la ley dan a la memoria: ninguno, pues no quisieron escuchar, aunque emitían alaridos desde el pasillo, el recuerdo que el diputado hizo de las miles de víctimas del Frente Popular, ni el carácter maniqueo y totalitari­o de la ley, ni por qué atañe a ETA: «Sus asesinatos serán reinterpre­tables como resistenci­a».

Tras el revuelo, la Cámara quedó como desinflada, sin el Gobierno (solo Bolaños) ni sus socios, se discutió en ambiente semiclande­stino la reforma exprés de la LOPJ. «Cacicada», «trágala»… El Gobierno y sus socios tienen el pasado (memoria), y con el TC harán a su antojo en el futuro.

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