ABC (Andalucía)

Biden se compromete con Israel a impedir que Irán acabe dotándose de la bomba nuclear

Aunque mantiene que prefiere la diplomacia recuerda en Jerusalén que la vía militar está aun sobre la mesa

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El presidente de EE.UU. firmó ayer un acuerdo con el primer ministro de Israel, por medio del cual ambas naciones se compromete­n a impedir que Irán consiga armas nucleares. Fue un momento de unidad entre dos aliados en la actualidad divididos sobre si es necesaria la vía diplomátic­a con el régimen de los ayatolás. De visita en Jerusalén, Joe Biden, como Barack Obama antes que él, mantiene que su prioridad es que Irán regrese al acuerdo nuclear con las grandes potencias mundiales, mientras los dirigentes en Israel siguen convencido­s de que sólo la mano dura y amenaza real de represalia­s impedirá que los ayatolás se doten de esas peligrosas armas.

Es cierto que Biden dijo en una rueda de prensa conjunta con el primer ministro israelí, Yair Lapid, que EE.UU. «no esperará indefinida­mente» a que Irán decida reincorpor­arse a ese acuerdo nuclear. El presidente norteameri­cano dijo claramente: «No podemos permitir que Irán sea una potencia nuclear». El día anterior, en una entrevista concedida a un canal televisivo israelí, el presidente norteameri­cano dijo que queda como último recurso el uso de la fuerza contra Irán, si avanza en ese programa nuclear. En su comparecen­cia del jueves, Biden matizó: «Sigo creyendo que la diplomacia es la mejor manera de lograr este resultado».

Resucitar el acuerdo nuclear con Irán negociado por la Administra­ción de Obama en 2015 y abandonado por Donald Trump en 2018 es una misión de Biden desde que entró en la Casa Blanca en 2021. Sus críticos en el Partido Republican­o consideran que es demasiado tolerante con las injerencia­s del régimen teocrático en todo el mundo, desde Afganistán e Irak hasta Venezuela, que incluyen la financiaci­ón y entrega de armamento a una amplia red de milicias y grupos terrorista­s. De momento, Biden ha permitido que EE.UU. participe en negociacio­nes con Irán que son indirectas porque el régimen de los ayatolás prefiere utilizar intermedia­rios europeos.

El deseo de Biden de una solución diplomátic­a contrasta con las declaracio­nes de Lapid, que representa a una coalición dominada ahora por varios partidos que asumieron el poder tras la caída de Benjamín Netanyahu en 2021. En el asunto iraní, las palabras de Lapid no se distinguen de las de Netanyahu. «El régimen iraní debe saber que si sigue engañando al mundo pagará un alto precio. La única manera de detenerlos es poner sobre la mesa una amenaza militar creíble», dijo el mandatario.

Las potencias occidental­es en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que son las que firmaron el acuerdo con Irán de 2015, quieren que Irán cierre una planta nuclear subterráne­a, localizada cerca de la ciudad de Qom. Allí ha producido ya uranio enriquecid­o al 60%, según anunció la semana pasada un medio estatal. Es menos de lo que se necesita para ensamblar un arma nuclear, y las autoridade­s iraníes mantienen que ese uranio es para fines pacíficos, en concreto para alimentar un reactor nuclear en Teherán, que se emplea para producir isótopos médicos.

A partir de un 20%, los científico­s lo consideran ya uranio altamente enriquecid­o, que puede convertirs­e en armamento nuclear en cuestión de meses. Para ello, debería llegar a un enriquecim­iento del 90%.

Benjamín Netanyahu, cuando aun estaba en el poder, se opuso enérgicame­nte al acuerdo nuclear original, alcanzado bajo el mandato de Obama en 2015, porque sus limitacion­es al enriquecim­iento nuclear de Irán tenían fecha de caducidad y el acuerdo no abordaba el programa de misiles balísticos de Irán, ni sus injerencia­s militares en la zona, especialme­nte en Siria y Líbano. El ex primer ministro israelí hasta fue invitado por los republican­os a dar un discurso en el que se opuso al acuerdo en el Capitolio en 2016, algo que provocó una enorme tensión con Obama.

Ataque con drones

Al llegar al poder, Trump se salió del acuerdo nuclear y endureció las sanciones sobre Irán, algo que provocó alivio en Israel. Como en muchos otros asuntos, el expresiden­te estadounid­ense fue mucho más allá. En enero de 2020 ordenó un ataque con drones en Bagdad contra el comandante iraní que coordinaba las milicias chiíes en todo el mundo islámico, el general Qassem Suleimani. Fueron días de máxima tensión, e Irán respondió con un bombardeo de bases estadounid­enses en Irak, que no produjo bajas.

Este viernes, el presidente Biden llega a Arabia Saudí, país que también tiene marcado como prioridad impedir que Irán desarrolle un programa nuclear. Ambos países en el golfo Pérsico son rivales, y han estado enfrentado­s con apoyos a facciones opuestas en la guerra civil en Yemen. Biden busca que la corona saudí se abra a tener relaciones diplomátic­as con Israel, como han hecho antes, a instancias de Trump, otros países árabes como Emiratos Árabes Unidos, Baréin y Marruecos.

Biden y Lapid emitieron la declaració­n conjunta en la que se compromete­n a estrechar aun más su colaboraci­ón militar. Ambas naciones tienen un memorando de entendimie­nto de 10 años que cubre hasta 2028 ayudas militares de EE.UU. a Israel por importe de 38.000 millones de dólares, que es el mismo importe en euros. De ellos, 5.000 millones se destinan a misiles, cruciales para el sistema de defensa israelí conocido como Cúpula de Hierro.

En la declaració­n, EE.UU. dijo que está dispuesto a utilizar «todos los elementos de su poder nacional» para impedir que Irán adquiera la bomba nuclear. La declaració­n podría tener una gran importanci­a simbólica para una reunión de Biden con líderes árabes en Arabia Saudí, ya que pretende reforzar una alianza en toda la zona contra Irán.

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// AFP- Biden junto al presidente israelí Isaac Herzog
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