ABC (Andalucía)

Pidcock, del barro en el podio olímpico a la cima mítica del Tour

El talento precoz del británico, 22 años, triunfa en la montaña mágica de los Alpes

- EMILIO V. ESCUDERO

Thomas Pidcock es el primero en abrirse paso por las míticas curvas de Alpe D’Huez. Es su estreno en tan magno escenario pero eso no frena su ímpetu. Ha llegado a pie de puerto como miembro de un selecto grupo de cinco ciclistas –en el que estaba un mito como Froome, uno de sus ídolos de adolescenc­ia– a los que muy pronto deja atrás con un ataque duro y seco que ninguno puede seguir. Cabalgada en solitario para sellar una victoria única, la primera de su palmarés en una gran ronda, que le confirma como una de las promesas más importante­s del ciclismo mundial. Un todoterren­o capaz de proclamars­e campeón del mundo de ciclocross hace unos meses, oro olímpico en bicicleta de montaña en Tokio 2020 y rey de Alpe D’Huez en su primer Tour de Francia. Palabras mayores.

La menuda figura del británico se abre paso a duras penas entre una maraña de brazos y un griterío que se hace insoportab­le por momentos. Es parte de la mística de esas 21 curvas que ayer fue conquistan­do una a una hasta cruzar la línea de meta antes que nadie. «No puedes hacer nada más que rezar para que se aparten justo antes de que pases», explicaba el del Ineos sobre los aficionado­s que abarrotaba­n las cunetas más famosas del ciclismo mundial. Pidcock, con su rostro aniñado, cabalgaba como un poseso hacia la cima. A otros, con su edad, les habría entrado el miedo a mitad de camino. Se les habrían agarrotado las piernas mientras miraban hacia atrás con temor. No es el caso del británico, acostumbra­do a quemar etapas de manera precoz y a acumular éxitos antes que nadie. Suyo es ya el récord de ganador más joven del Tour en Alpe D’Huez, honor que arrebató ayer al colombiano Luis Herrera, que en 1984 alcanzó esa cima con 23 años.

Misión cumplida

Pidcock los cumplirá a final de mes y lo hará ya con este éxito en su mochila. Uno más en la carrera del británico, otro de los nuevos talentos que quieren dominar el pelotón mundial en los próximos años. Sus duelos con Van Aert y Van der Poel en el barro de la Copa del Mundo de ciclocross amenazan con trasladars­e también a la carretera, donde los tres han acaparado ya los focos en este Tour.

El ciclista del Ineos amaneció en la jornada con las cosas claras. «Según habíamos hablado en la reunión del equipo, la idea era que pudiera meterme en la escapada buena y ganar la etapa. Así que misión cumplida», explicaba el ciclista, feliz por haber podido cumplir las órdenes de su director al pie de la letra.

El éxito de Pidcock en este Tour es mayor incluso si se mira hacia atrás. A una preparació­n irregular por culpa del Covid, que le impidió competir con regularida­d en las pruebas que tenía previsto antes de comenzar la ronda gala. Sin apenas días de competició­n, el británico optó por una concentrac­ión en el hotel más alto de Andorra (por encima de los 2.400 metros) para llevar a cabo los últimos entrenamie­ntos. Tanto él como Adam Yates fueron víctimas de la enfermedad en el Tour de Suiza y eso envolvía en incertidum­bre su rendimient­o para la gran carrera del año.

El de Yates, irregular, ha quedado opacado ya por el de Thomas Pidcock, magnífico en las rampas del Alpe D’Huez, donde su nombre ha quedado ya inscrito como el del ganador más joven de la historia.

El británico es el actual oro olímpico de bicicleta de montaña y campeón del mundo de ciclocross

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Arriba, Pidcock aprieta los dientes en las rampas de Alpe D’Huez, donde ayer ganó la etapa. A la izquierda, en el podio olímpico
// EFE ACOSTUMBRA­DO A GANAR Arriba, Pidcock aprieta los dientes en las rampas de Alpe D’Huez, donde ayer ganó la etapa. A la izquierda, en el podio olímpico
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