El fascinante regreso del más allá de seis momias del Antiguo Egipto
▶ CaixaForum Madrid recrea la vida y la muerte de seis personas embalsamadas en el valle del Nilo
Ver detrás de la máscara. Asomarse al más allá para descubrir que no se trata de momias, sino de personas que fueron momificadas. Ese es el espíritu de la exposición que abrió ayer CaixaForum Madrid hasta el próximo 26 de octubre. El Museo Británico, colaborador de la muestra, le quita los vendajes de forma virtual a seis cuerpos embalsamados en el valle del Nilo entre el 800 a. C. y el 100 d. C. para descubrir sus vidas, sus ritos, sus males y cómo afrontaron la muerte.
Un funcionario, dos sacerdotes, una mujer, un niño y un joven grecorromano son los protagonistas de ‘Momias de Egipto: redescubriendo seis vidas’. Las últimas técnicas de tomografía computarizada aplicadas por el Museo Británico han permitido diseccionar los restos sin tocarlos y sus resultados se recrean en sendos vídeos tridimensionales que acompañan a sus cuerpos y sarcófagos. «Tienen dos minutos de duración, pero para llegar hasta aquí cada momia ha requerido cien mil horas de trabajo», explicó ayer Daniel Antoine, uno de los comisarios de la exposición y conservador jefe del Departamento del Antiguo Egipto y Sudán de la institución londinense.
Más de dos centenares de objetos forman parte de la historia que cuentan estos restos.
Desde máscaras o joyas a enseres de uso doméstico relatan el viaje al más allá, pero también las prácticas curativas o la importancia de la familia.
La finalidad de esa simbiosis entre ciencia y cultura es que se produzca una conexión con el público. «Con ella comprendes cómo vivía la gente, cuáles eran sus aspiraciones o sus miedos. Se entiende tanto lo cerca que estamos de ellos como ellos de nosotros», señaló Hartwig Fischer, director del Museo Británico.
Así, se sabe que Ameniryrt fue un alto funcionario que padecía arterioesclerosis y cáncer. Que Nesperennub, sacerdote del templo de Karnak, cubrió su cuerpo con amuletos que le ayudaban a renacer y que tenía varios abscesos dentales. Que Takhenemet fue enterrada con un moño y en su sarcófago está representada como una mujer joven, pese a que ya no lo era. Y que el niño de Hawara, fallecido a los 4 años, fue envuelto con muchas capas de vendajes y que en su ataúd dibujaron a Isis abrazándolo para protegerlo.
Historias abiertas
El último protagonista es un joven de 17 o 18 años del Egipto grecorromano. Su momia es un perfecto ejemplo de la fusión cultural de entonces y, además, guarda un secreto. «Tiene un pequeño objeto que parece un rollo similar a otros de la época que se han encontrado, pero no lo podemos tratar por el momento. Sin embargo, con las nuevas tecnologías que vengan, ¿quién sabe?, quizá podamos leer algún texto escrito en él y conseguir el nombre del joven», indicó Marie Vandenbeusch, también comisaria de la muestra, del Departamento del Antiguo Egipto y Sudán del Museo Británico. Es precisamente esa conciencia de continuidad de estos investigadores la que admira Ignasi Miró, director corporativo del Área de Cultura y Ciencia de la Fundación La Caixa: «Cuando se excava un gran yacimiento, los arqueólogos dejan reservas en previsión de que investigadores, con nuevas tecnologías, puedan realizar descubrimientos que hoy son impensables». Las historias de estas momias aún no están cerradas. ¿Qué más nos contarán en un futuro?
Detrás de cada uno de los vídeos en 3D, que duran dos minutos, hay un trabajo de cien mil horas de trabajo con cada momia