ABC (Andalucía)

No hay atajos

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El Gobierno, en concreto su presidente, parece que ha encontrado el camino para, si no revertir, por lo menos contener la sangría de votos que prácticame­nte a diario las encuestas le dicen que está inmerso. No ha sido algo para nada sofisticad­o, todo lo contrario. Ha tirado por la calle del medio y ha hecho suyas las recetas populistas que pasan por plantear soluciones simples a problemas complejos. No es el primero ni será el último de tratar de enarbolar la bandera del populismo cuando vienen curvas, tenemos ejemplos muy recientes. Ahora, con el impuesto a los bancos ha ido demasiado lejos. Es tal el dislate que solo se puede entender como medida de su desesperac­ión. Semejante arbitrarie­dad no es tolerable. Se escapa a cualquier lógica y por eso no va a salir adelante. Sin ir más lejos, las líneas rojas que conocimos hace solo unos días que ha trazado la Comisión Europea a la pretensión de los países miembros para tasar los llamados beneficios caídos del cielo son un muy buen ejemplo de que lo planteado por Sánchez para las compañías financiera­s no tiene cabida en el seno de la Unión Europea. Y él lo sabe. Se trata de otro de esos golpes de timón tan suyos para salir del trance y que quedará en nada o bien porque se diluye en el tiempo o bien porque lo que proponga se lo echa por tierra Bruselas. La alternativ­a de tratar de echar un pulso a Europa con fines electorali­stas sabe por experienci­a propia –era diputado en el mandato de Zapatero– que tiene las patas muy cortas y que es el camino más corto al abismo. Los pulsos a Europa no tienen finales felices. Y, además, te marcan de por vida, algo que no parece compatible con la eventual pretensión de seguir pintando algo en el panorama internacio­nal como parece ser que pretende una vez que haga mutis por el foro. Es un arrebato como otros muchos que ha tenido. Se ha dejado llevar una vez que ha asimilado como me dice uno que sabe de esto que «cuando no puedes optar al techo hay que ir a asegurar el suelo y luego tratar de alicatar con toda la quincalla». No le va a salir bien. Esta vez ni toda su capacidad política ni falta de escrúpulos puede llevar a buen término esta empresa. Y la constataci­ón de esto probableme­nte sea la mejor noticia una vez el polvo se asiente.

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